Vive la historia de Malala

En la actualidad, más de 60 millones de niñas alrededor del mundo se encuentran sin una educación, incluso en casi 70 países las niñas son tratadas con violencia solo por querer ir a la escuela. HE NAMED ME MALA le da vida a la valiente historia de Malala Yousafzai, quien con tan solo quince años de edad vivió este tipo de violencia  por expresar su punto de vista sobre la educación y la vida en el valle de Swaten Pakistán. El filme está pautado para estrenar en la Isla el 29 de octubre en los cines de Fine Arts.

Según el director del filme, Davis Guggenheimel, que Ziauddin Yousafzai haya nombrado a su hija “Malala” tiene repercusiones profundas y un significado agudo en la película. “Su padre, sin saber todo lo que le pasaría a su hija, la nombró en honor a una chica que alzó la voz y fue asesinada por su valentía.”. Malala fue baleada por una brigada de talibanes armados. La bala, que casi termina con su vida, la llevó a ser el centro de atención para que el mundo despertara y viviera su heroica historia. “Cuando era pequeña, mucha gente decía, ‘Cámbiate el nombre de Malala. Es un nombre malo, significa tristeza.’ Pero mi padre siempre decía, ‘No, tiene otro significado. Valentía’.”, añadió Malala Yousafzaique.

La importancia de la educación es algo que Malala parecía entender de manera intuitiva desde una edad muy temprana, mientras descubría su amor por el aprendizaje. Cuando el Talibán le comenzó a cerrar las escuelas a las niñas en el 2009 (privando a 40,000 niñas de una educación), no podía soportar la injusticia que se estaba llevando a cabo, lo que alimentó su urgencia por alzar la voz a lo que consideraba un derecho humano básico.

Según narra la historia, Malala trabajó de manera incansable para recuperarse y se rehusaba a dar marcha atrás o a comprometer sus creencias. Determinada a continuar su campaña, se forjó un rol nuevo: escribió un “best-seller”, I Am Malala (con Christina Lamb), dio un discurso inspirador en las Naciones Unidas y comenzó a viajar por el mundo para abogar por los derechos de los niños.

La película desarrolla una mezcla de entrevistas emotivas, material visual de Pakistán y una animación vívida, dibujada a mano, que hace que recuerdos del pasado cobren una vida vibrante. “Durante el transcurso de nuestras conversaciones, Malala y su padre se descubrieron diciendo cosas que nunca antes habían dicho. Esa fue la parte importante, ayudarlos a contar toda su historia. Intenté no hacer preguntas que provinieran de un lugar intelectual, sino de un lugar humano”.

Malala Yousafzai afirma que el filme es una mezcla de pasiones “mi pasión, la pasión de mi familia y la pasión de Davis Guggenheim. Todos queríamos alzar la voz en pro de las niñas. Esta película se ha vuelto una gran oportunidad para contar nuestra historia, pero también para decir que la educación es un derecho humano básico”.