El cine puertorriqueño ha estado atravesando muchos cambios interesantes en tiempos recientes. Cintas como Antes que Cante el Gallo, Picando Alante, La Pecera y Érase Una Vez en el Caribe han añadido gran diversidad al tipo de arte que se produce dirigido a la pantalla grande en la isla. Estos proyectos se destacan por no tener miedo en tomar riesgos, llevar nuevas perspectivas e interesantes estilos. Ahora, la nueva película de comedia y ciencia-ficción del director Bruno Irizarry se une a este grupo.
23 Horas está llena de carisma, ambición y momentos dulces. Esta cinta causó una impresión en mí desde la escena que le da comienzo, la cual cuenta con la aparición de un indígena taíno que encontré que se veía muy auténtico, al igual que el resto de la secuencia (y es todo lo que voy a decir al respecto para evitar revelaciones). Luego de esto, comienza una aventura que está hecha para toda la familia pero al mismo tiempo tiene la capacidad de llevar unos mensajes importantes que te harán reflexionar.
La trama sigue a Manolo, un fanático dedicado al universo de la franquicia de Star Trek, quien encuentra un objeto misterioso que lo transporta accidentalmente a una realidad alterna de Puerto Rico. Debido a esto, Lorena, una agente de una organización misteriosa dedicada a la protección de realidades alternas, tiene que rescatar a Manolo y llevarlo a su realidad original antes de que algo lamentable ocurra.
Las actuaciones en esta película son muy buenas por parte de todo el elenco. Proveen mucho carisma, ligereza y corazón en los momentos ideales. Jeimy Osorio se destaca de entre el grupo, haciendo que su personaje “Lorena” sea una dulzura pero al mismo tiempo no tenga miedo de tomar las riendas de los problemas que suceden durante esta aventura. Roy Sánchez de igual forma interpreta un personaje gracioso, lleno de mucho espíritu y con el que la audiencia “nerd” se va a poder identificar.
De igual forma, el nivel de producción de los sets en esta cinta son excelentes. Siento que fueron muy bien ejecutados y se ven como que pertenecen a los ambientes y tonalidades de la historia. Mi favorito de ellos tiene que ser el portal localizado en las facilidades en donde Lorena trabaja. Tan pronto lo vean creo que estarán de acuerdo conmigo.
Ahora bien, aunque la mayor parte de 23 Horas me gustó, sentí que a dos elementos de este proyecto les hacía falta un poco de desarrollo. Me hubiese gustado saber más acerca de la organización a la que Lorena pertenecía, específicamente donde estaban localizados y el origen que le da razón a su existencia. Sé que ese nivel de detalle le hubiese gustado a aquellos fanáticos de ciencia-ficción meticulosos.
El segundo elemento tiene que ver con Manolo y su padre. Hay un momento dulce en la cinta que sé que tendría más efecto emocional si tan sólo se hubiese profundizado en el tipo de relación que ambos compartían. Aún así, estos factores no interrumpen el tono ni el ritmo de la historia a un nivel que hagan que el espectador no la pueda disfrutar.
Así que te recomiendo que hagas espacio en tu fin de semana para que vayas al cine a ver 23 Horas. Disponible desde el 25 de enero.