Clifton Collins Jr., Molly Parker y Moises Arias ofrecen tres sutiles pero profundas actuaciones en el drama “Jockey”, que tuvo su estreno en el Festival de Sundance.
Enfrentar la dura realidad de que algo ha llegado a su final es una de las decisiones más difíciles que debe tomar el ser humano en distintos puntos de su vida. Imagina cuando ese algo es lo único que has hecho a lo largo de tu vida. Esta es parte de la premisa de “Jockey”, un efectivo drama sobre un jinete en la parte alta de su carrera que podría ser el vehículo que finalmente coloque a su protagonista, Clifton Collins Jr., al nivel de otros aclamados actores dramáticos de Hollywood. Se trata de un estatus que ha evadido al respetado “character actor” de películas como “Capote”, “Traffic” y “Once Upon a Time… In Hollywood” a lo largo de tres décadas enteras.
Aquí, el actor de 50 años interpreta a Jackson Silva, un jinete de circuito pequeño que, en un momento crítico de su carrera, recibe la inesperada visita de un joven jinete que, además de su nueva competencia, también pudiese ser su hijo, producto de un viejo amor. Su reacción inicial es, para sorpresa de nadie, una de negación. En su cabeza, la matemática no hace sentido, pero Jackson guarda mucho en común con el joven prospecto Gabriel, interpretado por Moises Arias (Hannah Montana, The King of Staten Island) en el mejor rol de su carrera. La búsqueda de su padre, quien estuvo ausente los primeros 19 años de su vida, lo ha llevado a la ciudad de Phoenix, donde está dispuesto a limpiar establos si es necesario antes de montar nuevamente.
Clint Bentley dirige su ópera prima como el completo opuesto a otras propuestas similares como “Seabiscuit, pues “Jockey” no es una película sobre las emocionantes carreras de caballo, lo cual habría sido un gran atractivo para una audiencia general. Todo lo contrario. La cinta de Bentley, hijo de un jinete en la vida real, se enfoca en las dificultades de aquellos jinetes y entrenadores que se dedican a esto, pero a una escala más pequeña, lejos del glamour del deporte. Cuando sí corren, la cámara nunca abandona el rostro Collins Jr., quien plasma en simples expresiones faciales las dolencias y frustraciones que el guión no habría logrado transmitir por medio de palabras.
Este es el tipo de actuación sutil que suele ser subestimada por gremios y la Academia año tras año. Pero Collins Jr. no es el único diciendo mucho con poco. Lo complementa Molly Parker (Lost in Space), como Ruth, la entrenadora que ha dedicado su vida entera a la espera de ese momento de gloria. Con la llegada de Gabriel y un nuevo caballo prometedor, Ruth debe escoger entre sangre nueva y su lealtad a Jackson, cuya salud se deteriora frente a ella.
En un giro refrescante, “Jockey” decide alejarse de la trillada historia de redención del padre ausente que intenta recuperar todo el tiempo perdido. De esta manera, Bentley sustituye los roces causados por resentimiento con momentos de mentoría y camaradería. Aunque es cierto que no reinventa la rueda, logra refrescar una historia que se ha contado hasta el cansancio, pero pocas veces con este nivel de honestidad.
“Jockey” tuvo su estreno durante el Festival de Cine de Sundance, donde fue adquirida por Sony Pictures Classic para distribución en los Estados Unidos.