¿Alguna vez han terminado de ver una película y su primer pensamiento ha sido que no debieron hacerla? Este fue el primer pensamiento que me vino a la mente tan pronto terminé de ver All of Us Strangers. No me refiero a que la cinta esta mala, pero sí una muy fuerte para procesar y para quedarte “normal” luego de ser consumido por una trama que dura una hora con cuarenta y cinco minutos.
Una de mis filosofías es que si una película me hace sentir algún tipo de emoción, es que funcionó. No obstante, All of Us Strangers se excedió. Además de sentir confusión al inicio porque desconocía que estaba sucediendo, acabé con náuseas, un nudo en la garganta, incomodidad, frustración y tristeza. En fin, sacudió todo mi ser por dentro y me hizo ponerme en los zapatos de extraños que han pasado por lo presentado en la pantalla grande. Para poder expresarme lo mejor posible respecto a esta cinta, la reseña contiene spoilers.
Adam, interpretado magistralmente por Andrew Scott, es un escritor solitario viviendo en un condominio prácticamente vacío. El desenlace de la historia se pudiese dividir entre dos eventos: primero, es visitado por un vecino llamado Harry (Paul Mescal) con quien eventualmente comienza una relación. Segundo: Adam decide visitar la casa donde vivió durante su infancia y se encuentra con sus padres, quienes murieron hace 30 años.
Lo menos que el espectador tiene en mente es que la cinta acabará como un ghost story. Lo irónico de esa característica es que lo que tus ojos acaba de ver, te perseguirá por unos cuantos días probablemente. Así que sí, tendrás el fantasma de All of Us Strangers marcado en tu mente.
All of Us Strangers será un detonante para múltiples personas. Es una pieza artística trágica en la cual las actuaciones son fenomenales al igual que el libreto y la cinematografía. La dirección de Andrew Haigh fue impecable ya que aprovechó cada cuadro de la pantalla trayéndonos una historia inquietante en todos los sentidos.
La actuación de Andrew Scott es magistral como había mencionado anteriormente. A pesar de que al principio te sentirás aturdido, de algo que estarás seguro es de la agonía que carga Adam. Desde su mirada hasta el más mínimo detalle en su interpretación te harán sentir como si hubieses perdido a tus padres y te dejará un vacío en el alma. Por otro lado, Paul Mescal nos brinda otra actuación fenomenal dejándonos con la sensación de que nos falta algo en nuestro ser.
Esta historia se convierte en una exploración del duelo y de cómo eso afecta cómo nos movemos en el mundo. Adam perdió a sus padres cuando apenas tenía 12 años y la manera en que se desarrollaron los diálogos de Adam de adulto con los fantasmas de sus padres es realmente espeluznante. Uno de mis argumentos para refutar el por qué esta cinta no se debió hacer es por el simple hecho de que una persona por la cual haya perdido a sus padres o algún ser querido no debería verla ya que va a revocar todo tipo de recuerdo. En un one shot, Adam se encuentra hablando con su madre, interpretada por Claire Foy, y le confiesa que durante su adolescencia se imaginaba los diálogos, las peleas que hubiese tenido con ella y de cómo hubiese sido la experiencia de ir a Disney con ellos. Esta escena debería ser ilegal por todas las emociones que nos hacen sentir.
Ni hablar del final. El ser humano es igual y a la vez diferente. Pasamos por múltiples situaciones a lo largo de la vida y está en nosotros buscar la manera de salir hacia adelante. ¿Pero qué hacemos cuando la vida nos quiere hundir? No se pero tristemente hay personas que por mas que traten, sienten que todo está en su contra y esta película nos lo muestra en su tercer acto. ¿Realmente hay una luz al final del túnel? All of Us Strangers se encuentra disponible en Fine Arts a partir del 11 de enero.