La anticipada secuela de Ant-Man estrena el 16 de febrero en Puerto Rico. Un nuevo capítulo de Marvel que mueve la rueda del Multiverso. ¿Pero a qué costo?
A las producciones del Marvel Cinematic Universe (MCU) se les acusa mucho de abusar de la comedia. Sin embargo, una que constantemente balancea muy bien este género es Ant-Man.
Sus primeras dos propuestas fueron una ligera y frívola comedia acompañada de un drama familiar y con gran carisma. Para sorpresa de muchos, este diminuto o grande superhéroe obtuvo una tercera entrega con Ant Man and the Wasp: Quantumania, una que promete por fin introducir con profundidad al villano de esta “supuesta” saga del Multiverso, o eso quiere hacernos pensar Marvel Studios.
Aunque carece del carisma de las primeras entregas, el conflicto finalmente mueve la saga del Multiverso, destacando a Jonathan Majors como el temible conquistador “Kang”, una variante de otro personaje previamente introducido en la primera temporada de la serie Loki. Aquí el villano está atrapado en el reino cuántico, un mundo ficticio al que solo se puede entrar de manera subatómica. ¿Quién puede encogerse a ese nivel? Pues Scott Lang, el “Ant-Man (Paul Rudd), y su familia: su pareja Hope “The Wasp” (Evangeline Lilly), Janet van Dyne (Michelle Pfeiffer), Hank Pym (Michael Douglas), y su hija Cassie Lang (Kathryn Newton).
Cassie es la responsable de abrir un portal que succiona a toda su familia al mundo cuántico, donde Kang hará lo posible por obtener el conocimiento de la familia y poder salir de este misterioso lugar. Suena como un buen drama familiar lleno de una gran aventura, ¿verdad?
Tristemente, esta secuela sacrifica el encanto de todo el elenco a una supuesta ambiciosa producción que mueve la rueda de esta saga, pero se queda patinando en el mismo sitio.
Luego de la exitosa entrega de Avenger: Endgame, Marvel nos ha querido exponer nuevos personajes, muchos acertados, pero que carecen de sentido y propósito, o simplemente se sienten como un capítulo de relleno y algunas de sus escenas cumplen con la idea de la saga del Multiverso. Aquí entra una rebelde Cassie Lang como la “Macguffin” (un recurso necesario para la trama o motivación de los personajes, pero sin significancia en sí misma) de esta historia. Ya esto se está volviendo una tendencia muy negativa, porque se vuelven personajes “cosificados” para un conflicto que se siente poco orgánico.
Con dos escenas post-créditos muy redundantes, Quantumania resultó ser un capítulo más de una posible serie antológica para Disney+ en vez de ser una película para cines. Una propuesta con visuales muy difíciles de apreciar y con la intención de enamorarnos del 3D, cuando su aporte fue aumentar mí ceguera. Ninguna película reciente me ha generado adelantar mi examen visual como esta. Los visuales son muy comparables a varias películas dirigidas por Robert Rodríguez, como Spy-Kids 3D. Pero para su sorpresa, Spy Kids es un “family sci-fi” y Quantumania no logra ese cometido, ni narrativamente y menos cinematográficamente.
Con todo y que no tenía ninguna expectativa para la tercera cinta de Ant Man, si esperaba que me entretuviera como las primeras dos entregas. Pero recibí una decepción al ver cómo masacran esta franquicia con una rara ciencia ficción con comedia-dramática que muy pocas veces daba risa. Ni Rudd o cualquier otro miembro del elenco pudo mantener la magia de Ant-Man, y quizás es que los hacen luchar con el villano Kang, un personaje que opaca de gran manera el drama familiar, aunque resulta una selección aceptable y temible para la saga del Multiverso.
Y quizás esto puede ser un logro para algún público que quiere algo más serio en Marvel, pero tristemente Ant Man no debió ser el conejillo de indias para arriesgar un cambio de tono, que al final fue desaprovechado y le quitó el encanto de lo que pudo ser una trilogía muy estable.
Ant-Man and The Wasp: Quantumania en los cines desde el 16 de febrero.