Y qué clase de monstruo. Si Jurassic World tuvo un dinosaurio nuevo más salvaje que ninguno, los demás estudios no podían quedarse atrás por lo que The Meg tiene el megalodón, una de las criaturas más grande que jamás ha existido en la tierra. Extinguido hace millones de años, excepto en Hollywood, la expedición accidentalmente abre un espacio para que el Kaiju marino escape al mar abierto, obligando el grupo a perseguirlo antes que cause más muertes.

Basada en Meg: Una Novela de Profundo Terror, escrita por Steven Alten en 1997, The Meg nunca trata de ser otra cosa aparte de lo que queremos ver; repleta de brincos, gritos, risas nerviosas, algunos “one liners” ridículos, momentos absurdos, y Jason Statham en el modo más Jason Statham posible. Quizás se toma más tiempo del necesario para establecer los personajes y la situación (el tiburón no aparece hasta después de 40 minutos) pero, una vez que comienza la acción no se detiene tratando de hacerte brincar. A juzgar por la joven sentada a mi lado que me pateó varias veces durante esos sustos, lo logró.

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