No soy fan de las películas de guerra y me cuesta ver una sobre ella. Trato de entender si este género glorifica o hace una reflexión sobre usar la violencia para resolver los conflictos. Sin embargo, me encanta cuando se reconocen aquellos héroes, y más a quienes la sociedad rechaza por ser diferentes, que dan su vida y su esfuerzo por defender a su nación. DEVOTION es una historia inspirada en sucesos reales sobre la relación amistosa de dos soldados del US Navy y como ellos lograron una de las mejores hazañas en la guerra de Corea.
La película dirigida por J.D. Dillar, adaptada de el libro Devotion: An Epic Story of Heroism, Friendship, and Sacrifice de Adam Makos, es una biografía aceptable con grandes actuaciones por Jonathan Majors y Glen Powell con momentos emotivos que se elevan por una banda sonora cautivadora y una cinematografía clásica. DEVOTION es una película que honra los sacrificios heroicos, como su título, con gran devoción y respeto, pero desde el núcleo de una hermosa amistad.
El racismo es uno de los temas que perturban a Jesse Brown (Jonathan Majors), el primer aviador afroamericano del ejército de Estados Unidos. Y aunque por contexto histórico este conflicto es necesario que se exponga en la narración, solo sirve para establecer la amistad con su compañero del Navy, el teniente Tom Hudner, que se siente responsable de proteger a Brown de las expresiones racistas de la sociedad. Esto crea un lazo de amistad memorable entre Brown y Hudner, una de las mejores que veo expuestas en una película de acción, drama y conflictos bélicos.
Sin embargo, mi único asunto con Devotion es que inicia con estas ideas de las historias olvidadas, el racismo, la dedicación a su país, entre otros temas que los trata con demasiada superficialidad, ya que estamos mucho tiempo enfocados en la amistad de estos dos soldados. No es hasta el final que por fin recordamos que la cinta es una historia de guerra. No obstante, el último acto es tan satisfactorio gracias a la exquisita cinematografía de Erik Messerschmidt y la dirección de Dillar, que nos honra con una excelente escena de acción que refleja a un ejército clásico del US Navy. No puedo olvidar, una brillante banda sonora por parte de Chanda Dancy, que se sincroniza perfectamente con cada escena de este último acto.
Además, Jonathan Majors es un actor que sorprende con cada nueva interpretación, y Jesse Brown es una de sus mejores. Majors refleja una persona que debe contener su ira, hacer que su apariencia sea calmada, pero a la vez reflejar una imagen retante ante la sociedad. En su contraparte, está Glenn Powell, que vimos más reciente en Top Gun: Maverick, teniendo una excelente interpretación. No soy fan de Powell, pero aquí me ha demostrado su dominio en el drama y la emotividad, haciendo de un teniente humilde que se debe enfrentar a una realidad que sólo Brown le permite ver.
A pesar de una narración que se tambalea entre sus tonos, DEVOTION es una cinta aceptable y perfecta para recordar aquellos héroes que no nos cuentan en la escuela. Devotion está ya disponible en cines selectos de Puerto Rico.