La omnipresencia cinematográfica de Morgan Freeman no se limita a las ocasiones en que ha interpretado a Dios. “Sólo dos veces”, nos recuerda con entusiasmo a un grupo de periodistas en Los Ángeles, donde tuvimos el privilegio de sentarnos a hablar con él previo al estreno de “Ben-Hur”. Su personaje en esta película no se desvía completamente de la espiritualidad religiosa. El ganador del Oscar por “Million Dollar Baby” interpreta a Ilderim, el hombre que salva, auspicia y entrena a Judah Ben-Hur para la famosa carrera de carruajes.

En la pieza del New Yorker sobre esta película decía que habías escogido este rol por lo divertido que era ponerse estos disfraces y llevar los dreadlocks, lo cual me sorprendió.

Siempre debes tener algo que decir (riéndose). No, uno trabaja principalmente por el dinero, porque es tu profesión. También porque de alguna manera va a llenar algo en ti, relacionado a lo profesional. Pero, también está permitido decir que disfruto de usar estos disfraces.

¿De verdad lo disfrutaste? La peluca se veía un poco calurosa.

Para nada. De hecho, era muy cómoda. La persona que hizo esa peluca fue la misma persona que hizo la que utilicé en Driving Miss Daisy. Es uno de esos italianos cuya familia lleva haciendo esto por generaciones. El primer día que estuve en el set – tu llegas y lo primero que haces es ir a vestuario y maquillaje – me dijeron “voy a probar con esta película y me dices si te gusta”.

¿Estuviste indeciso sobre aceptar este rol? Tomando en cuenta que es un “remake” de un clásico.

No, eso es más razón para hacerlo. Es una re-imaginación de una historia que ya ha sido contada tres o cuatro veces y al menos dos veces en el cine. Ya había trabajado antes con Timur (Bekmambetov) en “Wanted” y sé que es muy innovador cuando se trata de efectos especiales. Para mí, no había manera en que esto resultara ser otra cosa que no fuera una emocionante aventura.

Morgan Freeman plays Ilderim and Jack Huston plays Judah Ben-Hur in Ben-Hur from Metro-Goldwyn-Mayer Pictures and Paramount Pictures.

Eres amante de los animales. ¿resultó herido alguno de estos caballos?

En lo absoluto. Hoy en día nadie te va a rentar caballos si saben que les vas a hacer algo así. La ASPCA nos vela muy de cerca. No puedes herir ni una cucaracha en una película. ¿Sabías eso? Cuando estaba haciendo “Seven”, en la escena del tipo de la gula, cuando lo iluminan lo que vemos son muchas cucarachas. Estas cucarachas tenían una mujer encargada de ellas. ¡Hablo en serio! En el set de una película, todo lo que llega con vida debe salir de allí de la misma manera. ¡Eso incluye gusanos!

La pieza del New Yorker también decía que los caballos no se comportaron muy bien.

Yo no sé nada sobre eso. Los que no querían cooperar eran los camellos (riéndose). Tuve uno de los mejores días con esos camellos. Estábamos preparándonos para filmar una escena de una caravana. Iba a ser un enorme tren de camellos, caballos, burros, cabras y personas. Intentaban montarlos pero los camellos decían “bullshit”. Habían seis o siete tipos tratando de controlarlos, pero los camellos decían “aléjate de mi”.

La película habla de cómo la audiencia quiere ver sangre. ¿Crees que esto aplica a las audiencias de cine de hoy?

¿Por qué vamos a Nascar? ¿Por qué vemos UFC? Todos queremos ver sangre. Lo que estamos buscando es salvación o algún tipo de mundo en que nos podamos sentir seguros.

¿Consideras que “Ben-Hur” es una película religiosa?

Esa es la historia de Judah Ben-Hur. Cuando hablé con Timur por teléfono, me dijo que su meta con esta película era otorgarle más profundidad y cualidades espirituales. “Quiero que sea más humana”, me dijo.

En la era de superhéroes y Pokémon Go, ¿cómo atraes a la audiencia joven a ver una historia como esta?

Existen muchos tipos de audiencia. Tienes a los jóvenes que van a inundar las salas de películas de superhéroes y acción cuyo diálogo se compone mayormente de líneas como “sígueme” y “aquí está” (riéndose). Pero entonces tienes esta historia que es mundialmente famosa, épica y en cierto sentido, heróica. Esto usualmente atrae una audiencia más amplia. En esencia, esa es la diferencia.

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