Esta mañana nos recibió con la dura noticia de que 20th Century Fox había atrasado dos de los estrenos más esperados del 2018 y 2018, X-Men: Dark Phoenix y The New Mutants, respectivamente.

El reporte original no daba explicaciones pero el portal Collider divulgó de forma exclusiva lo que, aseguran, son las razones principales de estos radicales cambios.

En el caso de Dark Phoenix, se trata de conflictos de agenda. Parte del proceso de montar un filme a ese nivel es hacer presentaciones a grupos de foco de vez en cuando para ver que funciona y que no. Eso desemboca en tener que grabar escenas adicionales o cambios en la trama. El problema es que la mayoría del elenco son actores altamente solicitados por lo que conseguir días disponibles es mucho más difícil de lo normal. El reporte explica que lo más pronto que los podían tener disponibles seria agosto o septiembre, dejando muy poco tiempo para afinar los efectos visuales, así que Fox decidió darles tiempo extra, moviendo su estreno al 14 de febrero del 2019.

Con The New Mutants se complica la cosa. La fuente de Collider allega que Fox quiere que el filme se distinga de la franquicia de la forma que Deadpool y Logan lo hicieron por lo que han exigido cambios para hacerla “más aterrorizante”. Esto incluye añadir uno o dos personajes adicionales al que ya habían añadido durante el primer atraso, provocando que casi un 50% de la película tenga que ser regrabada. Eso ha causado tensión entre ellos y el director Josh Boone (The Fault in our Star) quien está complacido con el filme ya rodado.

Siempre que uno escucha “intervención del estudio” hace que uno se preocupe sobre el resultado final pero, desde Deadpool hemos visto una intención de llevar la franquicia de los X-Men – y el género de superhéroes – a niveles no antes visto. No solo en cuestión económica sino artística. Tanto Simon Kinberg como Boone son directores relativamente novatos así que prefiero mantenerme positivo a que se trata del proceso normal a ese nivel.