Les Misérables es la adaptación cinematográfica del musical del mismo nombre, basado en el clásico literario de Victor Hugo y cuenta la historia de Jean Valjean, un ex-prisionero que tras violar su libertad condicional para cambiar su forma de ser, es perseguido por un fiel inspector llamado Javert que hará lo imposibe por capturarlo. En su nueva vida, Valjean decide hacerse cargo de Cosette, hija de una mujer llamada Fantine (Anne Hathaway) que se desvive por su hija. Las decisiones de cada uno de estos personajes cambiarán para siempre el rumbo de sus vidas.

Si alguien saldrá satisfecho de la sala del cine tras ver Les Misérables, serán los miles de fanáticos del famoso musical, y es que la version cinematográfica del director Tom Hooper (The King’s Speech) es fiel a su fuente. Tan fiel que además de ser cantada casi en su totalidad, comparten tiempo de duración con casi tres horas cada uno. El problema, si se puede ver así, es que la película quiere ser tan fiel a su fuente que se prolonga demasiado para poder cumplir con las tramas secundarias. Un segundo inconveniente en el departamento de dirección es el exceso de acercamientos durante los numeros musicales. Sin embargo, no siempre resulta ser un problema, pues al tratarse de un musical, las expresiones faciales deben complementar la letra cantada. El dilema es que, en ocasiones, el sobreuso de acercamientos resultan en una sensación de claustrofobia.

Los actores, en su mayoría, hacen un trabajo excepcional. Anne Hathaway no desperdicia ni un minuto de su limitado tiempo en escena y se hace dueña y señora del espectáculo, entregando la mejor actuación de todo el filme en una escena filmada extraordinariamente en una sola toma, en la cual vemos al personaje Fantine tocar fondo. No es sorpresa que Hathaway suene una vez más como aspirante a llevarse la estatuilla de oro. Hugh Jackman, por su parte, demuestra una vez más sus dotes teatrales como el protagonista Jean Valjean, en lo que podría ser el rol de su vida, pues lo toma y lo hace suyo. Otro pequeño fallo de la cinta llega con la introducción de uno de nuestros personajes más constantes, Javert, protagonizado por Russell Crowe. Aunque conocemos a Crowe como uno de los actores más respestados de hoy día, su ejecución como el “villano” no brinda nada interesante al personaje. Para ser justos, Javert es un personaje que se mantiene constante durante la historia en cuanto a su forma de ser y propósito, dando la impression de ser un personaje monótono. Su momento llega ya acabando el filme, en el cual, desafortunadamente, también estuvo ausente el talento actoral de Crowe.

La gran sorpresa de la película lo es el actor Inglés Eddie Redmayne (My Week with Marilyn), quien interpreta a Marius, joven revolucionario que se enamora de la joven Cosette, quien al ser engañado por Eponine (Samantha Barks) –quien vive enamorada de él- decide luchar en una de las barricadas durante la Rebelión de Junio, convencido de que allí encontrará la muerte. Resulta placentero ver al joven actor en escena, cuyo propósito es robarse cada una de las escenas en las que aparece. Helena Bonham Carter y Sacha Baron Cohen sirven para brindar momento cómicos a una historia donde los personajes, como insinúa el título, están pasando por momento difíciles.

Les Misérables es una producción enorme que se corre muchos riesgos en sus ambiciones, pero con ayuda del talento actoral con el que cuenta – aún cuando falla en algunos aspectos – es sin lugar a duda uno de los grandes logros del 2012. Si comúnmente disfrutas de los musicales que nos brinda Hollywood, no creo que tengas problema alguno con esta nueva adaptación.


Por Orlando Maldonado en colaboración con Dieta Cinefila.