En los tiempos de pandemia, se convirtió en uno de mis pasatiempos ver películas de “horror”, de las cuales no sabía absolutamente nada. Entre ellas estuvieron Hereditary y Midsommar. Ver el nuevo filme de Alex Garland, MEN, fue una experiencia similar, pero esta vez, en la pantalla grande.
En MEN, Harper (Jessie Buckley) decide irse a una amplia casa inglesa con la esperanza de encontrar un lugar para sanar el trauma luego de ver a su esposo fallecer. Sin embargo, la tranquilidad es lo menos que encuentra ya que, ¿alguien? dentro del bosque aledaño parece estar acechándola. Lo que comienza como algo inquietante se convierte en una pesadilla que se entremezcla con la realidad en medio de la carga mental que trae consigo.
Tan pronto Harper ve un árbol de manzanas, toma una y se la come, sabes que algo sucederá. El filme hace referencia a lo que conocemos como la trascendencia del pecado original; implícitamente, se correlaciona con el pecado cometido por Adan y Eva, principalmente por Eva. Por otro lado, los alrededores donde Harper pretende alcanzar la paz con ella misma, son hermosos. La cinta muestra un sin número de bellos paisajes que quizás se podrían interpretar como una alusión directa al paraíso. Sin embargo, lo que parecía ser el paraíso, se convierte en un infierno y vemos como la oscuridad se apodera de la tranquilidad.
MEN cuenta con una cinematografía impecable y unos efectos de sonidos muy curiosos. El tema musical principal del filme está basado en la mezcla de sonidos que Harper realiza mientras juega con el eco de un túnel totalmente oscuro. Esa pieza musical luego se te quedará impregnada en tu mente.
Cabe destacar la interpretación múltiple de Rory Kinnear en la piel de distintos hombres siempre logrando incomodidad y perturbación. Estas actuaciones eran tan distintivas que si no estás atento, puedes pasar por alto que eran realizadas por el mismo actor. Por otro lado, Jessie Buckley nos sumerge en lo que Harper está sintiendo, brindando una actuación sensacional, como siempre.
La masculinidad tóxica es lo que rodea la vida de Harper de principio a fin. Desde un marido manipulador y abusivo, hasta un policía y un cura de la Iglesia. Una de las ideas del filme es traer al plano el hecho de que a veces el abuso lo escuchamos o lo vemos presente de diferentes maneras. Y, ¿qué realmente quieren estos hombres? ¿Sexo, amor, asesinar, implantar su poder, llenar un vacío? Realmente no se sabe. Lo que sí se sabe es que es alarmante ver cómo estos hombres hostigan, señalan, comentan y juzgan a una mujer por ser mujer. Cada comentario es alusivo a lo que cualquier fémina se enfrenta en el diario vivir. ¿Percibirán esto como una manera de decir que estamos todas pagando aún por lo que hizo Eva? ¿Nacemos todas con esta carga obligatoriamente? En otras palabras, es como si ser mujer fuera un pecado.
A continuación en este párrafo brindaré un breve SPOILER si aún no ha visto MEN, prosiga al próximo párrafo. En los minutos finales, no tienes absolutamente idea de lo que tus ojos están presenciando. Ante la situación, se observa a una Harper obviamente agobiada y harta por este loop en el que su vida se ha basado últimamente (en especial los sucesos del tercer acto). Cansada de escuchar que todo es su culpa, el filme corta a negro y se apodera de la pantalla la palabra MEN. La risa sarcástica ante esta situación fue inevitable ya que él filme ha sido predominado por la masculinidad tóxica.
MEN deja mucho a la interpretación, el espectador terminará mayormente perturbado, con interpretaciones distintas pero similares a la vez. Al mismo tiempo, es una manera diferente de ver a “Eva” cometer el pecado y ver un ciclo de la vida de las mujeres a través de los años. Demás está decir que la cinta cuenta con referencias bíblicas en varios momentos. MEN, disponible en cines a partir del 22 de junio.