¿Te imaginas poder tener acceso a una plataforma de “streaming” en la que el catálogo consista exclusivamente de películas que aún están en el cine? Resulta que dicha plataforma existe en la actualidad, según un artículo de The New York Times.

La plataforma Red Carpet Home Cinema fue fundada por Fred Rosen, expresidente de la compañía Ticketmaster junto a Dan Fellman, expresidente de distribución del estudio Warner Bros., dos pioneros de la industria del entretenimiento que han re-dirigido sus esfuerzos de llevar audiencias en masa al cine o eventos, a dirigir el entretenimiento a los hogares de multimillonarios dispuestos a pagar entre $1,500 y $3,000 dólares para ver una película que aún está en el cine, pero en la comodidad de sus casa, o mejor dicho, mansiones.

El precio de alquiler por película lo determina el estudio, con películas como “Shazam!” costando más que un filme más pequeño como “The Shape of Water”, la ganadora del Oscar de Mejor Película del 2018. El precio incluye solo dos reproducciones en un período de 36 horas.

Se trata de una especie Netflix dirigido al 1%, o al menos así le gusta describirlo a Rosen, de 75 años, y compañero de Golf de Fellman, co-fundador de esta compañía que busca diferenciarse de disruptores de Silicon Valley.



Por el momento, la compañía tiene contratos con grandes studios como Warner Bros, Paramount Pictures, Lionsgate, Annapurna Pictures y las divisiones de 20th Century Fox y Fox Searchlight de The Walt Disney Company. En total, Red Carpet Home Cinema ofrece al menos 40 películas al año tras alcanzar acuerdos con estudios amigos, un beneficio adquirido tras años de buena relación con ellos.

“Me siento bastante cómodo con la idea de seguir añadiendo estudios como socios”, dijo Rosen. “Tenemos un ofrecimiento ‘niche’, pero si le conseguimos al estudio entre $25 y $50 millones extra al año, es dinero encontrado.

En esencia, Red Carpet Home Cinema ofrece un concepto parecido al de Screening Room, el startup de Sean Parker (Napster, Facebook) al que estudios y exhibidores le sacaron el cuerpo desde sus inicios. De igual manera, pero más accesible, esta plataforma habría ofrecido acceso a películas actualmente en le cine o acabadas de salir de cartelera por un precio “premium”.

Según Fellman, la diferente entre ellos y un disruptor de la experiencia cinematográfica como Screening Room es que su acercamiento fue siempre dejarle saber a los estudios que ellos tendrían la libertad de poner los términos y condiciones. “Fue algo que los estudios apreciaron. Lo que no funciona en Hollywood es ir a donde un estudio y decirle cómo serán las cosas”, aseguró Fellman.