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¿Qué se puede esperar de la primera parte de algo que debió haber sido solo una? Como un dulce que no queremos terminar de comer, un grupo de ejecutivos nos han obligado a consumir esta primera mitad, este producto, de una intrigante historia que sufre de la misma división que sufrieron los últimos capítulos de Harry Potter y Twilight. Queremos llegar al final, así que consumimos el producto sin cuestionar su lógica. Pero no todo es está perdido, pues Mockingjay – Part 1 hace maravillas con la primera mitad de un libro.

Dividir la última en dos es una tendencia que vino para quedarse y lamentablemente es algo con lo que los cinéfilos y seguidores de las series debemos hacer las paces. Sin embargo, es necesario reconocer lo que se pierde al tratar de hacer dos películas que funcionen por sí solas de una sola fuente. Muy parecido al cine, la literatura cuenta con un clímax en el que finalmente se debe contestar la gran incógnita. Ya tenemos todas las piezas necesarias para montar el rompecabezas. Dividir un libro en dos películas nos deja con una primera parte sin clímax, sin emoción, sin sentido. Su único propósito es ir preparando el campo para la que verdaderamente importa; para la que finalmente contestará todas tus preguntas. Este es el caso de Mockingjay – Part 1, una decente secuela de Catching Fire que adelanta la historia muy poco en dos horas exactas de duración, pero logra mantenerte intrigado.

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La primera de dos partes de esta anticipada conclusión finalmente nos coloca en medio de la revolución de Panem, luego de que Catching Fire haya preparado el campo de batalla en la que sigue siendo la mejor entrega de la franquicia, pero no por mucho. Katniss hace su regreso a su distrito, sólo para encontrarlo completamente destruído. El único edificio que se mantiene de pie es su casa, que permanece intacto como un mensaje de parte del presidente Snow. Esto, la determinación de protege a su familia y el deseo de rescatar a Peeta con vida serán clave en la evolución de Katniss al Sinsajo, símbolo de la revolución.

La nación está inspirada en su valentía y es el momento ideal para un levantamiento. La líder del movimiento, Alma Coin (Julianne Moore), y el Game Maker Plutarch Heavensbee (Philip Seymour Hoffman) lo reconocen, por lo que deciden utilizar a Katniss en un tipo de propaganda que busca motivar a los ciudadanos de Panem a unirse a la rebelión que lidera nuestra heroína. Es la única manera de destronar al despiadado presidente Snow. ¿A quién engañamos? Todos queremos verlo caer. Así de impresionante es el trabajo del actor Donald Sutherland, quien aquí vuelve a intimidarnos como el absoluto villano de la historia. La agenda de los líderes de la revolución es evidente, pero la maldad de Snow es inigualable. Por otro lado, Katniss no funciona cuando tiene que seguir un guión, por lo que deciden colocarla en medio de la acción con un grupo de camarógrafos y desertores de El Capitolio, entre los que sobresale Cressida, personificada por Natalie Dormer (Game of Thrones) con una presencia tan fuerte que te obliga a desviar la mirada de Katniss hacia ella cada vez que comparten escena.

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Toda esta propaganda abre paso a la acción, pero no necesariamente como se esperaba o como prometía ese último trailer. Esta vez no hay juegos, por lo que toda la acción nos llega es resultado de la revolución. Un total de dos escenas de acción se sienten fuera de lugar en una película donde reina una atmósfera de suspenso que va en ascenso gradual hasta que la pantalla se va en negro y bajan los créditos. Con un ritmo lento o “slow burn”, los guionistas Peter Craig y Danny Strong se aseguran de que antes de la última escena ya la audiencia no tenga uñas.

Si esta tercera parte sufre de algún mal, es que en sus escenas más memorables la protagonista no está presente. A la vez, esto permite el desarrollo de personajes secundarios, lo que será del agrado de los fieles lectores de la trilogía. Gale Hawthorne, personificado por Liam Hemsworth en las tres películas, al fin tiene algo que hacer en Mockingjay. Un ataque terrorista en medio de un bosque es la escena más memorable de un filme que finalmente remueve parte del peso de la espalda de Katniss. La historia comienza a sentirse como el resultado de un trabajo en grupo, con más de una pieza importante. Después de todo, el propósito del Sinsajo es unificar los distritos y que Panem sea uno solo.

Mockingjay – Part 1 aclara varias dudas que surgieron tras el abrupto final de Catching Fire, pero crea nuevas interrogantes, más, con un ritmo lento pero lleno de suspenso, logra lo que parecía imposible: eleva la anticipación de una conclusión que más de seis horas de película nos han prometido será colosal. Creo que hablo por la mayoría cuando declaro que no puedo esperar a noviembre del 2015.