Cinco años, y varios “spin-offs” después, “The Conjuring” regresa a la pantalla grande con el tercer filme de una de las franquicias de horror más populares en el cine. “The Conjuring: The Devil Made Me Do It” llega con nuevo director, y dándole un giro a la fórmula de las otras películas de la franquicia, que en momentos funciona, y en otros no.
La película cuenta la historia de, otra vez, un caso basado en la vida real de “los Warren”. El filme comienza con un exorcismo a “David Glatzel”, un niño de alrededor de 10 años, que está siendo atormentado por un demonio desde que se mudó con sus padres a un nuevo hogar. En medio del caos del exorcismo pasan dos cosas que establecen el resto del filme. Uno de ellos es que el demonio en “David” causa que “Ed Warren”, nuevamente protagonizado por Patrick Wilson, tenga un ataque cardíaco. La otra cosa que ocurre es que, tratando de proteger al niño, “Arne Johnson”, novio de la hermana de “David”, le habla directamente al demonio diciéndole que suelte al niño, y que lo tome a él en su lugar, cosa que pasa desapercibida por todos en la habitación, salvo por “Ed”, quien debido al ataque al corazón no puede decirle a nadie de lo ocurrido, y cae en un coma.
Si has seguido la franquicia de “The Conjuring” sabes que las otras cintas se basan alrededor de una casa embrujada, y “los Warren” tratando de sacar los espíritus malignos de estos lugares. Esta vez, el guion del filme, escrito por David Leslie Johnson (co-escritor de “The Conjuring 2” y “Aquaman”), cambia la fórmula, porque esta película ve a “los Warren” en el rol de testigos en un juicio contra “Arne”, donde “Ed y “Lorraine” (Vera Farmiga) quieren probar que fue el demonio dentro de “Arne” el que hizo que este cometiera un asesinato. Esto hace que “The Devil Made Me Do It” se sienta casi como una película detectivesca, y no el tradicional filme de horror que habíamos visto en las dos entregas anteriores.
La cinta no solo cambia el rol de “los Warren” de cazadores a, casi, detectives privados, sino que también nos muestra un lado más frágil de ellos, especialmente de “Ed” luego del ataque al corazón. Este es uno de los aciertos del guion, ya que nos muestra una faceta de estos personajes que anteriormente no habíamos visto. También esto le da espacio al escritor a explorar la relación de ellos como pareja, dándole un sentir casi romántico a ciertos momentos en el filme, algo que no se había explorado en las otras películas.
Detrás de cámara está Michael Chaves como director, quien no es un novato en el universo de “The Conjuring” ya que anterior a esta, Chaves dirigió el filme de 2019, “The Curse of La Llorona”. Chaves hace un buen trabajo con lo que tiene, aunque es inevitable sentir la falta de James Wan, quien había dirigido el primer y segundo filme. Si hay algo que criticar del filme es su ritmo, por varias secciones del filme que se sienten aburridas, y creo que esto es algo debido tanto a la dirección de Chaves, como al guion de la película. También creo que el horror se pudo trabajar mejor, ya que de los tres filmes, este tiene el villano y los monstruos menos interesantes de la franquicia.
Aún con sus fallas, “The Devil Made Me Do It” dejará complacidos, no solo a los fans del horror y a los de “The Conjuring”, sino también a los fans de Patrick Wilson y Vera Farmiga quienes, nuevamente, hacen un gran trabajo en pantalla. Si esta película demuestra algo es que Warner Bros. quiere que esta saga siga siendo un éxito, y que están dispuestos a reinventarse para que esto ocurra, algo digno de aplaudir en el 2021.
“The Conjuring: The Devil Made Me Do It” estrena hoy en cines y en HBO MAX.