¿Cómo describir el estilo del director Wes Anderson? Lo conocemos por sus narrativas que no parecen tomar descanso, los colores vívidos que utiliza, su siempre extraordinario cúmulo de personajes y una peculiar obsesión por la simetría en sus fascinantes tiros de cámara que facilitan la identificación de sus trabajos. Sabes que estás disfrutando de una película de Wes Anderson desde el momento en que clavas tu mirada la pantalla. Todo esto separa su trabajo del resto de los cineastas que hacen cine hoy día. Su más reciente trabajo, The Grand Budapest Hotel, es ese estilo particular que lo define en su máxima expresión y el filme más satisfactorio de su impecable carrera, para no decir el mejor.
La película empieza en el presente, pero rápidamente nos transporta a los ochenta, donde un viejo autor (Tom Wilkinson) cuenta cómo conoció a quien para ese entonces era el dueño del hotel Grand Budapest, Zero Moustafa. Ahora personificado por Jude Law, muchos años antes, el autor que antes narraba ahora se convierte en el narratario. Moustafa, personificado por F. Murray Abraham, nos transporta al año 1932 y nos envuelve en la narrativa principal de la película, la cual cuenta las aventuras del legendario conserje Gustave H. (Ralph Fiennes) y Zero Moustafa (Tony Revolori), un joven botones a quien convierte en su protegido mientras intentan resolver el asesinato de Madame D. (Tilda Swinton). Ambos trabajan en el hotel Grand Budapest de la ficticia república de Zubrowka.
Cuando la viuda Madame D. es encontrada muerta, Gustave se convierte en el principal sospechoso de la muerte de la mujer adinerada. Por otra parte, Gustave es despedido por el despiadado Jopling (Willem Dafoe), un empleado de la familia de la difunta, cuya misión es deshacerse de él y recuperar una invaluable pintura que Gustave heredó.
Con el fin de probar su inocencia, Gustave y Zero embarcan en una aventura accesible tanto al que nunca ha visto el trabajo de Anderson, como a sus seguidores que encontrarán en The Grand Budapest Hotel la versión más definida del estilo que ha ido en crescendo desde sus comienzos.
El cinematógrafo Robert Yeoman, quien ha trabajado en todas las películas de Anderson, utiliza diferentes formatos para diferenciar cada una de las narrativas, desarrolladas en diferentes tiempos. Lo que empieza como el formato rectangular que conocemos ahora, termina en el “aspect ratio” cuadrado que relacionamos con el pasado, y es que la nostalgia está tan presente en The Grand Budapest Hotel como en sus otros filmes. Cuando decide compartir la historia de cómo se convirtió en dueño del hotel, Zero Moustafa todavía lo visita con regularidad y duerme en la misma covacha donde solía dormir cuando era empleado del. Moustafa vive de esos recuerdos, y hasta le resulta imposible no llorar cuando recuerda a una mujer muy importante de su pasado y de la historia que ahorra le narra al joven autor. Con el personaje de Zero, Anderson lamenta lo que se quedó en el pasado.
Tal como lo ha hecho en sus filmes anteriores, Anderson desarrolla un extenso grupo de personajes dentro de una historia que no parece formar parte de la realidad. Aún así, logra, mediante una rápida e ingeniosa narrativa, que los personajes permanezcan bastante anclados a la realidad. No podía faltar el impresionante elenco en una película de Wes Anderson, que me atrevo a decir crece con cada una de sus películas. Ralph Fiennes, Jeff Goldblum, Tilda Swinton, Tom Wilkinson y Jason Schwartzman son solo algunas de las caras que reconocerás – unas más que otras – en The Grand Budapest Hotel. De revelar el resto, arruinaría los jocosos cameos que complementan el humor peculiar de una película de Wes Anderson.
Pero no se puede hablar del elenco sin exaltar es magistral desempeño del británico Ralph Fiennes como el fino y perfeccionista Gustave H, quien junto al novato Tony Revolori (Zero), brindan los momentos más graciosos de la película. No solo eso; Fiennes capitanea cada uno de los momentos memorables de The Grand Budapest Hotel como el maestro que es.
Exhibiéndose ahora en ambos cines de Fine Arts, The Grand Budapest Hotel no es solo el mejor trabajo de Wes Anderson, si no lo mejor que verás en el cine antes de que arranque oficialmente el verano.