Criticar una película como “The Longest Ride” después de haber celebrado “Furious 7” por razones similares sería un inadmisible acto de hipocresía de mi parte. La más reciente adaptación de una novela del autor Nicholas Sparks no se adjudica logros técnicos ni toca las cuerdas del corazón como uno esperaría de un romance, pero al igual que la anteriormente mencionada, es una película que nunca abandona a su audiencia; la fiel fanaticada del autor y otras adaptaciones como “The Notebook”, “Dear John” y la reciente “The Best of Me”. Por tal razón, he hecho todo lo humanamente posible para asumir la identidad de un seguidor de este autor y analizarla desde su punto de vista.

Protagonizada por Scott Eastwood y Britt Robertson, la historia de “The Longest Ride” gira alrededor de Luke y Sophia, dos jóvenes con grandes ambiciones que deben decidir qué están dispuestos a sacrificar tras enamorarse el uno del otro. Luke es un antiguo campeón de rodeo en busca de recuperar la gloria, mientras que Sophia espera graduarse de la universidad para comenzar a trabajar en una prestigiosa galería de arte de Nueva York. Para que su relación funcione, uno de los dos tendrá que sacrificar su sueño.

Después de rescatar a un solitario anciano llamado Ira en medio de un aparatoso accidente, Sophia decide hacerle compañía durante su estadía en el hospital, lo que el hombre aprovecha para contarle, por medio de la lectura de cartas que guardó consigo durante años, la historia de cómo conoció a Ruth (Oona Chaplin), el amor de su vida.

La premisa de “The Longest Ride” no es diferente a lo previos trabajos del autor, considerando que todas se desarrollan alrededor de un romance con más obstáculos de lo normal. Como en la mayoría de sus historias, existe un romance paralelo que se desarrolla en una época diferente. Tampoco puede faltar la muerte, siendo la mortalidad del ser humano uno de los temas con mayor presencia en sus libros. The Longest Ride lo tiene todo, pero además, cuenta con dos jóvenes actores que podría ser lo más cercano al dúo de Ryan Gosling y Rachel McAdams que ha llegado una de estas películas desde Channing Tatum y Amanda Seyfried en “Dear John”.

Si algo hace que esta película trascienda el típico romance problemático y poco creíble entre un hombre y mujer caucásicos es la química entre ambos actores principales; Scott Eastwood con el impresionante parecido a su padre, Clint Eastwood, en sus mejores tiempos y la adorable Britt Robertson que con cada nueva película se acerca más al estrellato. Al igual que con Gosling y McAdams hace 11 años, “The Longest Ride” podría ser el vehículo que conduzca a ambos actores a las grandes ligas.

Creo que uno de los mayores cumplidos que se le puede dar a “The Longest Ride” es que, a diferencia de su predecesora, “The Best of Me”, el diálogo aquí no induce risa o náuseas. No necesariamente porque sea un diálogo de primera, pero porque ambos actores principales -además de ser increíblemente atractivos- poseen la capacidad de enunciar línea sin que parezca que leen un guión de telenovela.

La belleza de ambos actores no es secreto para nadie, especialmente en un tipo de cine donde el físico pesa mucho más que el talento. Para que no lo olvides, y por supuesto, para el delite de las chicas y chicos, la cámara se encarga de hacer de sus cuerpos envidiables los personajes secundarios de esta película, cuya historia se mueve estratégicamente en dirección hacia la próxima excusa para que Eastwood se quite la camisa. Después de todo, alimentar la pupila es una parte esencial de la experiencia con estas películas.

Tampoco pretendo ignorar sus fallas, pues en este aspecto tampoco se aleja mucho de sus predecesoras. La historia de de “The Longest Ride” no es una que no hayas visto diez veces antes en el cine. De hecho, esta películas es, en esencia, un recuento de muchos otros romance del autor con algunas alteraciones. Tampoco corre riesgos y se mueve en la dirección que todos esperan, lo que resulta podría disfrazarse de una experiencia satisfactoria tanto para los que leyeron el libro como para los que ya saben qué esperar de este tipo de historias.

En cines desde este jueves, 9 de abril, “The Longest Ride” está confeccionada exclusivamente para los fieles lectores del escritor y los que aún puedan apreciar el clásico romance imposible.