En The Sessions, Mark o’Brien es un hombre de 38 años que depende de un pulmón de acero para respirar, pues cuando era pequeño un episodio de Polio destruyó sus neuronas motoras dejándolo completamente incapacitado. Sin poder mover un solo músculo del cuello hacia abajo, O’brien decide contratar una terapeuta sexual con el propósito de perder su virginidad.
 Mark O’Brien es interpretado espléndidamente por el actor americano John Hawkes (Winter’s Bone), quien lidera un festival de emociones que cubren todo el espectro de emociones humanas. Habría que concebir adjetivos para poder describir su talento, pero esto ha quedado demostrado anteriormente en filmes como Martha Marcy May Marlene (2011) y Winter’s Bone (2010), por la que recibió su primera nominación al Oscar.
Complementan su brillante ejecución los también veteranos Helen Hunt (As Good as it Gets) como la terapeuta sexual y William H. Macy (Fargo) como el nuevo sacerdote de la Iglesia que frecuenta o’Brien, quién rápidamente se convierte en su amigo y consejero, brindando la mayor parte de los momentos jocosos del largometraje. Aunque el personaje secundario dibuja una línea borrosa que lo separa de ser un cliché, los momentos que comparte con el protagnista, en los que le sirve de conciencia, se sienten tan naturales como las escenas de intimidad entre los protagonistas.
El director y guionista Ben Lewin, muy familiarizado con la enfermedad de la que una vez fue víctima, logra plasmar la realidad de la situación de un incapacitado, quien ha vivido la mayor parte de su vida culpándose a sí mismo por su enfermedad y sus consecuencias. De la misma manera logra presentar la idea del encuentro sexual en su forma más cruda y realista, sin restarle mérito al impecable trabajo de los protagonistas.
De las pocas fallas que tiene la película, la mayoría radican en el guión. A pesar de mantener el tono realista durante una gran parte del filme, la historia pierde un poco de credibilidad mientras se acerca al final. Se le puede atribuir la falla a pequeños clichés que atentan contra la autenticidad de la historia. Sin embargo, la magistral actuación de Hawkes sirve como analgésico contra estos clichés que iflligen heridas menores en el elegante guión que ha confeccionado Lewin. Sería un acto irracional no reconocer su trabajo durante esta temporada de premiaciones que termina en febrero con la entrega de los premios Oscar.