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Por Orlando Maldonado

Desde pequeño, siempre he escuchado a la gente decir que el camino es más importante que el destino final de cualquier aventura. Sin embargo, el director Jean-Marc Vallée logró convencerme de que es todo lo contrario en su más reciente propuesta, el drama Wild. Al menos lo es para Cheryl Strayed, protagonista de una impresionante caminata de auto-descubrimiento a través del Pacific Crest Trailer en la costa Oeste de los Estados Unidos, camino que cruza los estados de California, Oregon y Washington.

Cuando primero conocemos a Cheryl, es muy poco lo que conocemos de ella. Las escenas de flashback que provee la película tampoco funcionan como herramientas cuyo propósito es facilitar el entendimiento de las razones detrás de la caminata, sino que están ahí para entender cómo funciona Cheryl, o cómo funcionaba antes de su misión.

Cheryl no camina para superar una decepción amorosa o una catástrofe personal, aunque es bastante evidente que ha sufrido al igual que ha hecho sufrir a los que la rodean. La caminata de Cheryl es una especie de limpieza que resultará, idealmente, en auto-descubrimiento o incluso metamorfosis. Ni ella ni la audiencia sabe cuál será su destino aparte del geográfico, pero sabemos que el propósito es es llegar, y la seguimos. La seguimos porque queremos saber más; porque queremos entenderla.

Como sugiere su apellido – el cual se cambió el mismo año de la caminata – Cheryl es una mujer en busca de sí misma tras haber perdido toda noción de quién era. No se trata de un thriller donde el protagonista ha perdido la memoria tras un aparatoso accidente, sino de una mujer que, a raíz de una vida saturada de malas decisiones y remordimiento, decide embarcar en una aventura que cambiará su forma de ver las cosas. Tampoco es,  a diferencia de películas como 127 Hours y la más reciente, Unbroken, una gran prueba de la resistencia física y emocional del ser humano bajo circunstancias fuera de su control. Aunque temas similares se exploran en la película, Cheryl no es un personaje con el que uno se puede identificar fácilmente, por lo que tampoco te encontrarás deseando que triunfe.

Cheryl Strayed es un personaje muy complicado y difícil de admirar. En ocasiones me parecía que canalizaba otros personajes similares como Cindy (Michelle Williams) de Blue Valentine, ambas mujeres cuyos pasados las atormentan y alteran el estilo de vida que intentan llevar.

El atractivo principal de la película, cuyo relato está lejos de ser extraordinario, es la genuina encarnación de Reese Witherspoon de una mujer que repone bajos niveles de autoestima con altos niveles de determinación. No sorprende que se haya situado cómodamente en la carrera por el Óscar. Laura Dern, por su parte, derrite el corazón del más fuerte con una inolvidable y conmovedora interpretación de la madre de Cheryl, otra gran actuación en un filme de Jean-Marc Vallée, director de Dallas Buyers Club, película por la que Matthew McConaughey y Jared Leto se alzaron con estatuillas doradas temprano en el año.