Estrellas

El cine minimalista no busca necesariamente entretener a la audiencia. Más bien, es una invitación a la reflexión sobre pequeños pero no menos importantes aspectos de la vida de un ser humano. En esto han basado sus carreras cineastas como los hermanos Dardenne, David Gordon Green y los hermanos Duplass, solo por mencionar algunos. En la más reciente edición del Festival Internacional de Cine de Toronto, David Gordon Green presentó sus más reciente propuesta cinematográfica, titulada “Manglehorn”. Tal y como muchos ya habíamos anticipado, la película es una propuesta sencilla, impulsada por un personaje principal complejo.

Protagonizada por Al Pacino en la que será recordada como una de sus mejores actuaciones de los últimos años, la película gira alrededor de A.J. Manglehorn, un cerrajero de Texas que, tras comenzar a envolverse sentimentalmente con una mujer, se ve forzado a superar el haber perdido al amor de su vida años atrás. Manglehorn es un hombre solitario y triste, cuya relación con su único hijo consiste en llamadas telefónicas y visitas incómodas de las que ninguno de los dos se beneficia. Su avanzada edad tal vez lo haya llevado a pensar que ya es tarde para conocer el amor nuevamente. Tal vez haya sido la idea muy común de que nunca podrá amar con la misma intensidad que amó a Clara.

Manglehorn mantiene una relación amistosa con Dawn (Holly Hunter), una empleada del banco que visita todos los viernes sin falta. La atracción entre ambos es evidente. El problema es que A.J. no puede evitar compararla con su viejo amor cada vez que están juntos. Luego de una desastrosa primera cita, Manglehorn comienza a darse cuenta de que tal vez ya sea tiempo de olvidar.

Al igual que en “Prince Avalance” y “Joe”, el director y su guionista Paul Logan se dedican a proveer la mayor información posible del personaje principal sin tener que hacer mucho. Gordon Green juega con la atmósfera para dejarnos saber que A.J. es un hombre solitario, mientras que el guión sutilmente nos da un trasfondo del personaje sin entrar en detalles. La rutina del cerrajero consiste en trabajar, llegar a su casa, alimentar a su gato y escribirle cartas a Clara, las cuales terminan de regreso en su buzón sin abrir, para luego ser almacenadas en un cuarto que fácilmente pudo haber sido la cueva secreta de un psicópata. Hay fotos de clara por todas partes, más una colección de cartas devueltas que representan el tiempo que este hombre lleva afligido.

La cámara sigue a Manglehorn mientras realiza actividades de poca o ninguna importancia. De no ser por la encantadora interpretación de Pacino de este hombre simpático, no habría aguantado más de media hora dentro de su vida monótona.

David Gordon Green limita la narrativa de sus más recientes trabajos a un corto período de tiempo. Esto les permite penetrar en lo más íntimo de la vida del personaje principal. Tampoco pierde tiempo con tramas secundarias que podrían servir de trasfondo, pues aquí no es necesario más del que nos han provisto. Para Gordon Green, lo que importa es lo que está pasando en el presente de esta persona y las maneras en que el protagonista se acercará al problema.

“Manglehorn” no es un logro cinematográfico ni una obra maestra, pero sí es una sólida adición a una filmografía que en los últimos años ha dado un inesperado y agradable giro. A veces se me olvida que este es el mismo cineasta que hace unos años dirigía película como “The Sitter” y “Your Highness”. Tal parece que David Gordon Green ha vuelto a encontrar su voz y no puedo evitar anticipar con muchas ansias lo que este cineasta tenga para nosotros en un futuro.