Crítica de ALIEN: COVENANT

En el espacio, nadie puede escucharte gritar… pero si copiándote tú mismo. 38 años después de impactar el cine con su ALIEN, Ridley Scott regresa (otra vez) a la ciencia ficción para dejarnos saber cómo hubiera hecho su obra prima con los recursos de hoy día.

10 años luego de los eventos en Prometheus, la nave Covenant lleva sobre 2,000 seres humanos a su nuevo planeta hogar. Cuando una tormenta espacial provoca una tragedia, la tripulación despierta para lidiar con los daños, solo para descubrir un mensaje enviado desde un misterioso planeta.

Al llegar, encuentran a “David” (Michael Fassbender), el androide sintético que sobrevivió los eventos del filme anterior. El grupo irá descubriendo la tenebrosa verdad de lo que sucedió durante la década pasada.

Una forma de describir Alien: Covenant es como una combinación de lo que fueron las versiones especiales de Star Wars y sus precuelas para George Lucas: una forma de arreglar lo que Scott quizás considera como defectos de su primera entrega en la franquicia.

Más dinero y control creativo le permitió al director mostrarnos las cosas como quiere probando que, a veces, la falta de recursos es la semilla del ingenio.

Michael Fassbender no se ha cansado de demostramos lo buen actor que es. Su “Walter” –el sintético del Covenant- es completamente distinto a “David”. No solo por sus acentos o su ropa, sino porque desde el gesto más mínimo hasta con la forma en que camina, podemos diferenciar quien es quien.

Con Prometheus, Scott quiso llevar la saga a explorar una de sus mayores influencias: “El Carruaje de los Dioses”, ese infame libro de Erich von Däniken que provocó incontables teorías de conspiraciones, malos programas de TV y al menos un divertido meme.

En Alien: Covenant, Scott desecha casi todo lo que hizo Prometheus para complacer sus críticos dándonos lo que ya hemos visto en siete filmes de los Xenomorphs… excepto gente que se supone sea inteligente, haciendo cosas bien tontas. ¿A los científicos del futuro no les enseñan a no tocar organismos desconocidos?

Suena como que no la disfrute, y no es así. Alien: Covenant me entretuvo de principio a fin –lo menos que le pido a una película- con un buen elenco (aunque mayormente desperdiciado), un excelente villano, y lúgubres escenas de la criatura haciendo lo que mejor sabe hacer, especialmente en los momentos más inconvenientes.

Los efectos por computadora han mejorado inmensamente desde la horrible y risible versión de ALIEN 3 pero, la criatura de Covenant todavía no iguala el efecto de la versión practica en la original, la cual todavía hoy se ve inquietante. Por otro lado, la tecnología permite momentos entre la bestia contra los humanos que me mantuvieron los dientes apretados y el pulso en alto.

La mayor ventaja de Alien: Covenant es ser parte de una franquicia que ha llegado a niveles ridículamente bajos (Resurrection, AVP 2), por lo que, al ser entretenida y con buenos momentos de tensión, horror, vísceras y sangre por toda la pantalla, queda entre lo mejor que se ha hecho.