Como plataforma de streaming, Netflix a través de los años ha tenido un éxito rotundo con una gran variedad de proyectos originales pero con los que ha luchado más ha sido con las adaptaciones de propiedades intelectuales ya amadas y aclamadas por sus fanáticos. No perderé el tiempo plasmando la gran lista de estas series y películas aquí pero, para dar el ejemplo, algunas de ellas son: FullMetal Alchemist, Death Note y Resident Evil.

Son bien pocas las adaptaciones que esta compañía ha podido producir junto a equipos creativos que sepan replicar las “fórmulas” que le dieron el éxito anteriormente. La última de estas fue la serie de One Piece la cual, de acuerdo con muchos fanáticos, fue fiel al material original y esto sin duda alguna garantizó su éxito.

Además de este reto, el equipo detrás de Avatar: The Last Airbender tuvo que enfrentarse a no contar con la colaboración de los creadores de la serie original animada debido a los que ellos llamaron “diferencias creativas”. Esto redujo aún más las esperanzas en la fanaticada y puso más presión sobre Netflix.

Tomando todo esto en consideración, no se imaginan cuán placentero es poder decirles que este proyecto ha sobrepasado las expectativas y hecho de todos nuestros sueños una realidad. Esta primera temporada logra cumplir con todos los factores que hacen que esta historia y sus personajes sean grandiosos. Me atrevería a decir incluso que Netflix podría tener en sus manos su próximo fenómeno cultural al nivel de la serie de Stranger Things

Gordon Cormier como Aang, Kiawentiio como Katara e Ian Ousley como Sokka en Avatar: The Last Airbender (suministrada)

Antes de seguir contándoles cuán increíble es esta adaptación de Avatar: The Last Airbender, déjenme decirles a aquellos que no saben que este relato cuenta la historia de Aang. Un niño al que el destino escogió para ser el Avatar; protector y guerrero que puede controlar los cuatro elementos naturales: agua, fuego, aire y tierra. Pero cuando un accidente congela a Aang en el hielo y luego de cien años este despierta, se tendrá que enfrentar a un mundo diferente y una amenaza para la que no está preparado.

Lo primero que me impresionó definitivamente fueron los efectos especiales y la construcción de este nuevo mundo de fantasía. Todos los detalles e imperfecciones realistas de los cuatro reinos en esta historia están al nivel de los mejores proyectos de Hollywood. De igual forma, los poderes de los personajes que pueden controlar los elementos se ven perfectos y no son utilizados en pocas ocasiones. Hay un festín de poderes en cada episodio. Netflix claramente separó un gran porcentaje del presupuesto para todo esto ya que el producto final es sorprendente. 

Por otro lado, la selección del elenco fue excelente. Todos los actores hacen tan buen trabajo interpretando a estos personajes de una manera tan auténtica que parece como si las caricaturas originales hubiesen pasado al mundo real, lo cual me alegró muchísimo. Tan sólo tengo una pequeña queja y es que siento que el personaje de Sokka, interpretado por Ian Ousley, debió haber tenido más momentos cómicos para que llegara a parecerse completamente a su versión original. Aparte de esto, todos los elementos del personaje se encuentran ahí. 

El joven actor Gordon Cormier hace un trabajo espectacular interpretando a Aang. Desde los momentos llenos de inocencia hasta las escenas de acción demandantes, este chico trae el balance perfecto que se necesita para explorar el conflicto emocional por el cual atraviesa el Avatar. El hecho de que lo vamos a ver crecer durante el progreso de esta serie de igual forma le añadirá un nivel sentimental a este trayecto.

Podría seguir escribiendo acerca de todos los detalles de esta serie pero deseo que la experimenten por cuenta propia. A los fanáticos de la serie original animada les exhorto a que dejen toda duda atrás y se adentren con confianza a este mundo que amamos y a aquellos que no saben de esta propiedad les animo a que le den la oportunidad. 

Avatar: The Last Airbender estará disponible en Netflix desde el 22 de febrero.