Armonía, la pieza clave de toda relación a largo plazo o convivencia. Llegar ahí, sin embargo, no es necesariamente la más placentera de las travesías románticas. Es un camino lleno de obstáculos, incomodidades y en muchos casos, hasta crueldad. También cierto es que para cada pareja o individuo el termino “armonía” tendrá un significado diferente. Para unos, se trata de llegar al famoso “happy medium”, mientras que para otros se trata de conocer a la otra persona mejor que nadie; se trata de comprender sus manías, sus preocupaciones y respetar sus rutinas. Para otros, nos trata de convencer el director Paul Thomas Anderson, es estar en control del botón que “resetea” a la otra persona; es conocerlo tan profundamente que puedas recuperarlo cuando empiezas a sentir que lo pierdes. Esto, en todo su sentido perverso, es Phantom Thread, la mejor película del 2017 que veremos en el 2018.
La más reciente propuesta del director y guionista de películas como There Will Be Blood y Magnolia lo reúne con el protagonista de la primera, el actorazo Daniel Day-Lewis como Reynolds Woodcock, un renombrado modista de Londres en la década de los cincuenta. La película es también la más sexy y pervertida del pasado año, sin la necesidad de incluir una sola escena de sexo. En su casa, mujeres de todas las clases sociales entran y salen a diario, desde sus empleadas hasta sus clientas, las que oscilan entre realeza y celebridades. Lo mismo se puede decir de su vida amorosa, pues a lo primero que se nos expone es a la quebrantada relación con quien inmediatamente pasar a ser cosa del pasado.
La única constante en su vida es Cyril, la hermana que nunca se casó con quien montó el imperio que ahora ambos manejan. Cuando son solo ellos, los días fluyen sin enfrentamientos e interrupciones, y en los primeros cinco minutos de la película descubrimos es que Reynolds aborrece los enfrentamiento o discusiones, en especial durante el desayuno. De repente, a su vida llega Alma, una joven extranjera con airecillo de timidez que lo cautiva inmediatamente. Por supuesto. En la superficie, Alma luce como la chica perfecta para adaptarse a él, y no viceversa. Pero Paul Thomas Anderson tiene otros planes con este insidioso relato romántico, y lo que resulta de la segunda colaboración entre el cineasta Paul Thomas Anderson y el celebrado actor, Daniel Day-Lewis es una exquisita y atrevida propuesta sobre los más oscuros detalles de una relación que nunca compartirías en Facebook.
Entrar en detalles sería arruinar la experiencia de Phantom Thread, filme que ingeniosamente mantiene todos sus giros y sorpresas fuera de la publicidad. Pero tampoco se trata de un engaño, sino de una película que recuerda que aún existen audiencias que van al cine con la ilusión de ser sorprendidos y desafiados por una historia que no se adhiere a las fórmulas y clichés del cine popular. El mismo cine que usualmente se presenta en las salas comerciales del país, en especial durante los primeros meses del año. Títulos como Phantom Thread son la razón por la que cines como Fine Arts se llaman de esa manera. Este es el tipo de cine que se rehúsa a ponerte todo en el plato y decirte cómo consumirlo. Por eso es tan especial el cine de Paul Thomas Anderson, quien propuesta tras propuesta se asegura de nunca presentar un producto que no requiera al menos una revisita, que provoque discusiones o que revuelque el avispero, como bien hace Phantom Thread con personajes y decisiones que provocan reacciones inmediatas en el espectador.
Para fanáticos de lo sencillo o lo directo, estas decisiones serán, en lo mínimo, cuestionables. Pero no para el que logre identificar los detalles, algunos sutilmente escondidos entre diálogos y miradas. Otros, expuestos a todo color por la deslumbrante cinematografía del propio director, por si le quedaba algo más por demostrar en su ya bastante completa carrera. Para añadir a sus aciertos, PTS vuelve a colaborar con Jonny Greenwood, guitarrista y tecladista de la banda Radiohead, en lo que debería ser el primer Oscar para el rockero-convertido-en-compositor-de-cine.
Phantom Thread es un banquete cinematográfico, y para el actor Daniel Day-Lewis, se trata de la última cena, pues recientemente anunció su retiro. Aunque cualidades milagrosas tiene de más, su destino no es uno trágico. Todo lo contrario. Phantom Thread es la nota perfecta en la filmografía del actor de actores, del gran camaleón inglés, del mejor actor que haya pisado un set de filmación y que hayamos tenido el honor de presenciar.