Cuando hablamos acerca de la franquicia de Godzilla hoy en día, la mayor parte de las audiencias están familiarizadas con las recientes cintas producidas por Legendary Pictures y distribuídas por Warner Bros. Pictures, las cuales dieron comienzo a un universo cinematográfico en Hollywood comenzando con la entrega que estrenó en el 2014 dirigida por Gareth Edwards. Tal vez incluso algunos llegaron a ver en cines la primera versión americanizada de este monstruo que llegó en 1998. Pero pocas personas saben que esta criatura ficticia tuvo sus comienzos en un filme japonés que estrenó en 1954 y fue producido por Toho Company, Ltd., quienes regresan para ofrecernos el nuevo y grandioso proyecto titulado Godzilla Minus One. 

Es extraña la vez que como crítico uno se encuentre con una pieza de la cual no tenga absolutamente nada negativo que señalar pero esta es una de esas ocasiones. Minus One eleva significativamente lo que es un “blockbuster”, integrando con sutileza mensajes sociales y de guerra (militar y psicológica) junto con escenas de acción sorprendentes y emocionantes.

Ryunosuke Kamiki como Kōichi Shikishima en “Godzilla Minus One” (suministrada)

En esta ocasión seguimos la historia de Kōichi Shikishima, piloto durante la Segunda Guerra Mundial que se convierte en desertor al abandonar el campo de batalla, fingiendo que su avión sufre problemas mecánicos. Poco después de llegar a la base de reparaciones, este soldado se encuentra en medio de un enfrentamiento con Godzilla, quien asesina a todos en la base excepto a Shikishima y al mecánico Sōsaku Tachibana. Este evento marca a Kōichi y lo lleva a creer que nunca encontrará la paz hasta que logre acabar con el monstruo que lo atormenta.

Originalmente Godzilla funcionaba como una metáfora de las consecuencias por la bomba atómica detonada en Japón, algo que todavía está presente en esta cinta pero ahora es elevado a un nivel aún más sofisticado. La poderosa criatura ahora persigue a nuestro personaje principal psicológicamente, representando su lucha contra su trastorno de estrés postraumático en un Japón post-guerra.

Las escenas de acción en esta cinta son increíbles junto a la magnífica banda sonora compuesta por Naoki Satō, la cual provee un sentido de urgencia que te mantendrá al borde de tu asiento. Justo cuando pensaba que ya lo habían hecho todo, me sorprendían con más secuencias creativas. La guerra naval que se desarrolla al final de la película es algo que tienen que experimentar en la pantalla grande ya que es magistral. 

Los fanáticos de Godzilla no se decepcionarán con las maneras en las que manejan al personaje en esta entrega. Sentí que era más poderoso y temible que nunca. Encontré curioso la forma en la que los animadores hacen que este monstruo camine; con un paso lento pero preciso, el cual lo hace inquietante y tenebroso desde la perspectiva humana. De igual forma, su “rayo de calor” es utilizado efectivamente durante las batallas y su proceso para recargarlo es asombroso.

Munetaka Aoki como Sōsaku Tachibana en “Godzilla Minus One” (suminstrada)

Les imploro que no se pierdan Godzilla Minus One en cines. Te aseguro que si eres fanático de esta franquicia o de las películas de acción la pasarás muy bien. Y para aquellos que, por alguna extraña razón, le tienen miedo a las películas extranjeras, les dejo la cita del director de Corea del Sur, Bong Joon-ho: “Tan pronto superes esa barrera de una pulgada de alto que son los subtítulos, conocerás muchas más películas increíbles.”