Juan Manuel Cotelo quiere hacer películas que inviten a la fe

El cineasta español, Juan Manuel Cotelo, no está seguro de haber escuchado el término “cine de fe” anteriormente. Tampoco sabe lo que significa. Pero si de algo está seguro, es del tipo de películas que le interesa hacer.

“Quiero hacer películas que inviten a la esperanza, al amor, a la fe”, nos dijo el director en exclusiva por motivo del estreno de su nueva película, “El Mayor Regalo” en algunas salas de cine de Puerto Rico.

“Películas que sean como una buena comida, que en primer lugar son agradables al paladar, pero que además sean nutritivas, nos permitan crecer como personas y como sociedad. Ambas cosas son importantes en las películas: que gusten a los sentidos y que dejen un buen poso al espectador en su corazón”, añadió.

La película, en cines limitados desde hoy, es un híbrido entre ficción y documental. Con ella, Cotelo habla sobre el perdón a través de individuos que lo han dado y que lo han recibido. La premisa es simple, pero se presta perfectamente para este experimento narrativo. En busca de un nuevo final para su película, un director de cine sale en búsqueda de testimonios sobre el perdón que lo ayuden a conseguir lo que parece imposible: un final feliz para su película. De esta manera, la película encuentra la manera de introducir entrevistas reales con Tim Guenard, un ex-campeón francés de boxeo; Shane O’Doherty, ex-líder de la IRA; y el General Noriega, ex-dictador de Panamá entre otros.

Sobre el concepto de unir ambas herramientas narrativas, Juan Manuel Cotelo nos explicó que se trató de una manera de invitar a la audiencia a reflexionar sobre situaciones actuales mediante la ficción, complementada con historias tan reales e impactantes que serían imposibles de recrear con actores y causar el mismo efecto en la audiencia. Es la manera perfecta de introducir el concepto documental y a la misma vez atraer a una audiencia más interesada en la ficción, pero que de igual manera buscan historias con enseñanzas.

“El Mayor Regalo surgió de haber conocido a personas que habían cometido numerosos crímenes y estaban profundamente arrepentidos por ello”, recordó el director. “Me dijeron que querían pedir perdón a todo el mundo, empezando por encontrarse personalmente, cara a cara, con sus víctimas. Les acompañé en esos encuentros y presencié lo más hermoso que he visto en toda mi vida: enemigos que se abrazaban, lloraban, comían juntos, bebían juntos. No existe ningún actor o actriz en el mundo capaz de alcanzar la potencia emocional de un encuentro como los que yo viví. A esa realidad preciosa quisimos añadirle escenas de ficción para invitar a la reflexión sobre situaciones de la sociedad actual, que son completamente surrealistas y contradictorias, como por ejemplo a quienes se dedican a atacar y humillar a otros con la excusa de la libertad de expresión. O lo absurdo de defender la paz con las palabras, a la vez que se promueve el odio con las acciones. Fue un reto creativo muy enriquecedor”, nos contó.

Las entrevistas, por supuesto, tuvieron un impacto en el director, quien asegura lo ayudaron a derrumbar prejuicios.

“Aprendí que no hay que juzgar a nadie sin conocer la verdadera historia de su corazón, lo que le pasó por dentro, desde que nació. De ahí que el único que tiene capacidad real de juzgar a las personas sea Dios, porque es el único que conoce nuestra verdadera biografía. También he aprendido que hasta el último aliento de vida, cualquier persona puede regresar al amor, aunque haya cometido todo tipo de errores. Descubrí que hay una palabra que debería desaparecer de los diccionarios: la palabra “imperdonable”. Porque todo, absolutamente todo, puede ser perdonado.

Aunque los elementos que trabaja con su propuesta espiritual podrían a ayudar a catalogarla como una película de fe, eso de clasificar sus propias películas o ponerle “sellos artificiales” no es algo que le interese a este director, pues “de eso se encargan los teóricos del cine”.

“El Mayor Regalo es una invitación sencilla y amable a amar más, perdonando y pidiendo perdón. No es una invitación teórica, sino una experiencia encarnada que han vivido personas que cuentan cómo superaron todas las dificultades para conseguirlo”, explicó el director.

La película asume una postura clara sobre la violencia en el cine, la cual el director nos confesó estuvo en parte inspirada en un reportaje que realizó sobre pandillas de delincuentes jóvenes en Los Ángeles. Una de las entrevistas realizadas para el resportaje cambió su vida para siempre.

“Uno de aquellos muchachos había matado a 8 personas antes de cumplir 23 años”, recordó Cotelo. Me djo: yo aprendí a matar viendo películas. No recuerdo una sola película que me hiciera bien. Si escuchas esto y te dedicas a hacer películas, puedes excusarte con mil ideas para quitarte la responsabilidad de encima, o asumir que como contador de historias tu trabajo tiene efectos secundarios en los espectadores. Yo decidí responsabilizarme de los efectos que mis películas provoquen en quienes las vean. Por eso no me conformo con entretener, ni con gustar. Aspiro a algo más importante que a llenar las butacas con espectadores”.

“El Mayor Regalo” se exhibe en Plaza las Américas, Plaza Carolina, Arecibo Cinemas, Plaza del Caribe (Ponce) y Western Plaza (Mayagüez).