La nueva película original de Netflix es una versión diluida de un producto que otros servicios de “streaming” ya ofrecen y en mejor calidad.
En la última década, con las películas de superhéroes rampantes y en pleno dominio de la taquilla global, el cine ha adoptado una mala costumbre que poco a poco se deja ver con más frecuencia. Atrás quedó el ejercicio de meterle todo el empeño a una sola película. Ideas de gran potencial se han visto diluidas para extender un chicle que, en la mayoría de las ocasiones, ya ha perdido el sabor. Se trata de la constante búsqueda de una franquicia y el ejercicio de convertir una película en un alargado primer acto que carga una interesante premisa, pero que se rehúsa a explorar de lleno.
“Project Power”, la nueva apuesta cinematográfica del gigante de “streaming”, es la más reciente víctima (potencial) de esta lamentable práctica. Los críticos de cine no somos clarividentes, pero mientras que predecir el futuro de una franquicia no es nuestro trabajo, resulta complicado imaginar que lo que los directores Henry Joost y Ariel Schulman (Catfish, Nerve) han presentado aquí pueda levantar el interés del público para una o más secuelas. Nuestro trabajo tampoco es ser irónicos (excepto cuando se adopta como estilo), pero todos es posible en la misma plataforma en que filmes derivados como “Extraction” y comedias recicladas como “Murder Mystery” figuran entre las más vistas de su catálogo. Además, será imposible competir con otras y más efectivas propuestas del género que sí elevan el material por encima de los clichés más comunes. “The Boys” de Amazon Prime le da un toque original y violento al género, mientras que “The Umbrella Academy” de Netflix trae la diversión y “self awareness” que esta película carece.
Hablamos con los protagonistas de “Project Power”
A su favor, “Project Power” presenta una trama interesante que, explorada a más profundidad, habría rescatado a esta película de su propia carencia de ambición inmediata. En la ciudad de Nueva Orleans, una nueva droga que le da habilidades sobrenaturales a todo el que la consume se propaga rápidamente. Sus efectos, en línea con otras drogas, son temporeros y podrían causar la
muerte. Frank (Joseph Gordon-Levitt), un joven policía de la ciudad, intenta infiltrar el mundo del narcotráfico con la ayuda de una adolecesnte llamada Robin (Dominique Fishback), quien es secuestrada por Art (Jamie Foxx), persona de interés para la policía por ser la “clave” para dar con el origen de la novel droga.
Las motivaciones de estos personajes para adentrarse en el peligroso mundo del narcotráfico quedan claras desde que son introducidos en la historia. Aunque su ejecución sea cuestionable, es fácil entender su comportamiento y las alianzas que se van formando en el transcurso de la película. Una secuencia de “freestyling” con Fishback y Foxx figura entre los momentos más genuinos de la película, la cual se habría beneficiado enormemente de más momentos humanos como ese y menos acción desenfrenada y difícil de seguir.
En el peor de los casos, la película servirá para presentarle un nuevo talento al mundo en Dominique Fishback, cuya carisma compite con la de actores veteranos como Jamie Foxx y Joseph Gordon-Levitt, quienes llegan a Netflix con experiencia previa en el cine de superhéroes. Con tal de completar el pensamiento anterior, “Project Power” se acerca más a las fallas de “The Amazing Spider-Man 2” que a los aciertos de “The Dark Knight Rises”, pero al menos logra establecer un mundo en el que esta historia es posible. Aunque el final coquetea con expandir la historia y sumergirse de lleno en el cine de superhéroes, habrá que ver si “Project Power”, a diferencia de la píldora, tiene un efecto duradero.