Con “Uncut Gems”, la nueva película de los hermanos Safdie (Good Time), Adam Sandler vuelve a recordarnos que no es un mal actor. Simplemente hace mala películas.
Parecería ser uno de los chistes de una comedia de Adam Sandler el incluir visuales de una colonoscopia como introducción a esta película. Después de todo, podría tratarse de un pequeño y oscuro “jab” a las cuestionables decisiones de quien continúa siendo una de las más consistentes estrellas de Hollywood de los noventa. En una película de los hermanos Josh y Benny Safdie, las peculiares mentes detrás de “Heaven Knows Why” y “Good Time”, esto es simplemente un aviso o advertencia de lo que está por venir, y lo que llega, es como nada que haya hecho el protagonista de “The Waterboy” y “Little Nicky” en toda su carrera.
Sandler, quien aquí tiene la oportunidad con su lado judío, interpreta a Howard Ratner, dueño de una joyería ubicada justo en medio del distrito de diamantes de Nueva York. Con la ayuda de un socio con conexiones (Lakeith Stanfield) y su empleada/amante Julia (Julia Fox en un impresionante debut), Ratner ha creado una red de conexiones que lo tiene negociando con el enebeísta de los Celtics de Boston, Kevin Garnett.
El año es 2012 y el quinteto del delantero fuerte se enfrenta a los 76ers de Philadelphia en las semifinales de la conferencia este de la NBA. Su llegada a la joyería de Ratner coincide con la llegada de una roca de diamante en bruto que cautiva al baloncelista, quien de inmediato crea una conexión con el objeto que, según él, lo ayudará a ganar la serie. Para Ratner, es la oportunidad perfecta para apostar a favor de la supersticiosa y confiada estrella. Con deudas en cada esquina de Nueva York y tensión en un hogar quebrantado, comienza un perturbador ejercicio en tensión elevada que absolutamente nunca se detiene en los 130 minutos de duración.
La indiferencia y el alboroto de la Gran Manzana proveen el canvas perfecto para esta película, cuya historia se mueve a un paso acelerado sin ningún indicio de darle a la audiencia algún tipo de descanso. Encerrados en la pequeña joyería de Ratner, siempre repleta de gente, cuyos teléfonos no paran de sonar y cuya puerta principal es un problema para abrir en ocasiones, la tensión es palpable desde el primer momento en que llegamos a ella. El lugar concurrido debe reflejar la cabeza de Ratner, quien se balancea entre su familia, un apartamento en la ciudad para su amante, gigantes apuestas y la huida constante de otros hombres de negocios con métodos cuestionables a quien les debe dinero.
Si llegar hasta aquí te ocasionó dolor de cabeza, esta película no es para ti. “Uncut Gems” toma las tendencias de los hermanos Safdie y los coloca dentro de una película de Adam Sandler, reemplazando los chistes con tensión, pero manteniendo la carismática personalidad del celebrado comediante. A esto, añádele una hipnótica banda sonora por Daniel Lopatin (Oneohtrix Point Never) y el resultado es angustioso, pero fascinante. Es como si se tratara de la más descabellada fantasía cinematográfica de los hermanos Safdie: un vehículo de Adam Sandler que en retrospectiva te provoca el completo opuesto a una carcajada. Es una genialidad, y Adam Sandler nunca ha estado mejor en toda su carrera.
Aunque directores como Paul Thomas Anderson (Punch Drunk Love) y Judd Apatow (Funny People) han logrado extraer actuaciones dramáticas de alto calibre del actor de 52 años, los hermanos Safdie están más interesados en una versión alterna del actor que que lo extirpa del estímulo de hacer un chiste, pero el resto está ahí. El tono de voz, la necesidad de gritar cada dos oraciones y hasta sus manierismos.
Es imposible imaginar que el título de la película, en su interpretación metafórica, haga referencia a lago más que no sea al propio Sandler, quien por la mayor parte de su carrera se ha presentado como eso mismo, como un diamante en bruto. Es solo cuestión de tiempo y paciencia para que aparezcan figuras como los hermanos Safdie, capaces de pulirlo hasta dar con sus habilidades como actor. El resultado es algo mágico.