Reseña: The Interview con James Franco y Seth Rogen

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Por Orlando Maldonado

Cuando toda esta controversia finalmente llegue a su fin, la comedia The Interview será recordada por la historia alrededor de su estreno y no por sus propios méritos, lo que para mi es una desgracia.

La película de los directores Seth Rogen y Evan Goldberg no es una sátira inteligente de un régimen dictatorial, pero tampoco pretende serlo. The Interview es una tonta comedia cuyo único propósito es entretener a su audiencia con chistes que funcionarán para unos más que para otros, al igual que la propuesta anterior de los directores, la comedia post-apocalíptica This is the End.

Con el exclusivo propósito de entretener, Rogen y Goldberg se pueden apuntar otro triunfo, y es que The Interview no para de hacerte reír ni en los momentos en que la misión y sus vidas corren verdadero peligro. Este es el tipo de comedia que debe ser vista como lo que es; un divertido escape de dos horas de duración cuya ambición es estimular carcajadas y no necesariamente el cerebro.

Claro, para que algunos de los chistes funcionen es necesario algún conocimiento de la cultura popular, pero no tienes que ser un experto en política para disfrutar de ellos. Con un limitado conocimiento del líder supremo y algunos de sus mitos es más que suficiente. No, tu título en ciencias políticas no aumentará tu disfrute de esta película y la absurda premisa debe ser la primera pista.

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Dave Skylark (James Franco) es un anfitrión de un programa de televisión sensacionalista que junto a su productor Aaron Rapaport (Seth Rogen), viaja a la capital de Corea del  Norte para entrevistar a su líder supremo, Kim Jong-un (Randall Park), quien se describe como un fiel seguidor del programa y su presentador. Lo que parecía una perfecta oportunidad para añadir seriedad al programa, la C.I.A. le pide a los dos periodistas que asesinen al dictador durante su visita.

Skylark Tonight es el tipo de programa que encabeza los ratings y que se rumora siempre fue el entretenimiento favorito de Kim Jong-il y hora su hijo Kim Jong-un. Su gran admiración del programa y su presentador, complementado por otros aspectos de su vida personal que revela en momentos de vinculación emocional con su “héroe”, le dan al líder norcoreano una profundidad que hace que el acercamiento por parte de los cineastas evite ser ofensivo. Jong-un es representado como un ser humano que siente y padece, muy contrario a lo que siempre se ha rumorado del líder/dios de Corea del Norte. Su admiración del baloncelista Michael Jordan, algo que aprendió de su padre, se explora en una de las escenas más graciosas y memorables del filme, pero es tal vez su interpretación del tema Firework de Katy Perry el plato fuerte de la película.

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James Franco nunca había estado mejor que ahora en el rol de Dave Skylark, el ingenuo presentador que no funciona sin su productor (Rogen) y puede ser manipulado fácilmente. La relación entre ambos hace eco de sus personajes en la comedia Pineapple Express, donde Franco interpreta a la mitad irresponsable del dúo, Rogen siendo la voz de la razón en la relación.

Aunque en ocasiones el humor amenace con cruzar la línea que lo separa de lo ofensivo, puede estar tranquilo, pues la película se burla de igual manera de los medios estadounidenses y su obsesión con la vida personal de las celebridades. Un hilarante cameo del rapero Eminem en el que revela un aspecto muy personal de su vida – creando caos detrás de cámaras – es solo parte de lo que Rogen y Goldberg tienen que decir sobre este tipo de circo mediático. Lo que hace que esta “reflexión” funcione es que la película, dos horas de pura comedia chabacana, nunca intenta tomarse en serio y se enfoca en hacerte reír.