TIFF Review: Nuevo Orden

Un levantamiento en las calles de México impulsa un nuevo orden militar en esta intensa y violenta pieza reflexiva.

En la más reciente trilogía de Star Wars, de las cenizas del Imperio nace la Primera Orden, una organización ficticia de carácter militar, no muy diferente a su predecesora. La nueva película del director mexicano, Michel Franco, no es una ópera espacial o un filme de ciencia ficción, aunque presente una sociedad distópica. Tampoco es una historia ficticia, aunque no esté basada necesariamente en hechos reales. Su más reciente propuesta, cruel y provocadora, pinta un colapso social y el nacimiento de un régimen militar en México, que, opuesto a estar basado en material preexistente, parece predecir un futuro más cercano que remoto. 

La película no pierde tiempo, colocando a la audiencia en medio de una boda que se celebra en la mansión de una familia adinerada. En las cercanías se pueden escuchar los reclamos de un pueblo que exige… ¿justicia? ¿igualdad? ¿Fin de un gobierno corrupto? Podría ser todos, podrían ser ningunos, pero lo que sí sabemos es que la clase asalariada y pobre ha decidido tomar las calles de México, pero no solo las calles, sino también saquean las casas de los ricos, toman sus pertenencias y pintan sus paredes de verde. Para los dueños de esta casa y sus invitados, los reclamos del pueblo se reducen al tiempo adicional que ahora les toma llegar a los sitios, o la pintura verde que adorna sus automóviles de lujo cada vez que salen a las calles. Para los que están en las calles siendo asesinados por aquellos que juraron protegerlos, ya no queda nada que perder, y no existe un hombre más peligroso que aquel que ya no tiene nada.

En poco tiempo, la boda se convierte en una masacre orquestada por la propia servidumbre que ha sido pisoteada por una misma familia privilegiada generación tras generación. La escena es difícil de mirar, pero no deja de ser fascinante. Sonrientes, los que antes habían sido pisoteados ahora toman el control, aunque no por mucho tiempo. 

Naian González Norvind (Leona) es Marianne, la novia, y una de las pocas sobrevivientes de este saqueo.  Minutos antes, Marianne habría retado a su familia y escapado a prestarle dinero a una empleada doméstica de su niñez que se encuentra en su lecho de muerte. Su acción contrasta con las del resto de su familia, en especial su hermano Daniel, interpretado por Diego Boneta (Terminator: Dark Fate, Luis Miguel) como el despreciable futuro heredero de la fortuna familiar. Pero Marianne está lejos de ser nuestra heroína, y este es uno de los trucos que Franco se guarda bajo su manga. En su película nadie está a salvo, y esto solo aumenta el suspenso. La jornada de Marianne se torna cada vez más violenta, oscura y trágica. Una vez el ejército ha tomado las calles y cada una de las agencias del país, la línea que separa a manifestantes de miembros del ejército desaparece por completo. Con ella desaparece cualquier esperanza de ver a Marianne regresar a su casa.

Un nuevo orden ha sido establecido, y entre aguaceros de violencia, Franco explora una sociedad distópica en la que el proletariado necesita un permiso especial para salir de su casa y su recompensa está basada en un sistema de puntos. Esta nueva realidad nunca se siente distante, y ese es tal vez uno de los horrores más desconcertantes de la película, superando la violencia desenfrenada que el director y guionista esparce aquí y allá como todo un maestro provocador. La fórmula es efectiva y hasta cierto punto universal. Sus visuales, en especial temprano en la película, parecerían extraídos de protestas recientes en Estados Unidos, Hong Kong, el Líbano, o para no irnos muy lejos, el verano de 2019 en Puerto Rico. 

Mientras que en las calles del Viejo San Juan la constitución y los derechos de los ciudadanos se iban a dormir a las 11pm, en “Nuevo Orden” expiran para siempre. Lo que sucede después de ahí es estremecedor y peor aún, profético.

“Nuevo Orden” forma parte del Festival Internacional de Cine de Toronto pero aún no tiene fecha de estreno.