Critica de The Maze Runner: The Death Cure

Luego de una espera extendida debido al accidente durante el rodaje del protagonista Dylan O’Brien, la trilogía de The Maze Runner llega a su explosiva conclusión con un filme tan repleto de escenas de acción, que fue un milagro que el único lastimado haya sido él. En un raro acontecimiento en la industria del cine, se trata de una trilogía en la cual cada película fue mejor que la anterior, si acaso apoyada en demasiados clichés.

Decidido a rescatar sus compañeros secuestrados por WCKD, “Thomas” (O’Brien) se lanza en una emocionante persecución del tren llevándolos a su destino. Pero eso es solo el principio pues también tendrá que buscar la forma de entrar a la última ciudad libre de “La Llamarada”, la mortal plaga que ha decimado la humanidad y para la cual la maligna organización experimenta con los únicos jóvenes inmunes.

A menos que consiga un inmenso éxito (lo cual es altamente posible) que reencienda las intenciones de Hollywood, se trata de la última serie de producciones que surgió luego de Twilight o The Hunger Games, basados en libros para jóvenes adultos. Irónico pues he disfrutado de estas películas mucho más que las tragedias de Katniss Everdeen contra la Capital o las peleas de Vampiros fosforescentes y hombres lobos modelos de GAP.

Aunque sobre-estira su bienvenida (especialmente durante el segundo acto) The Death Cure es una experiencia entretenida por casi toda su duración. La mayor parte del crédito se la lleva el director Wes Ball, quien construye secuencia tras secuencia aprovechando al máximo toda oportunidad para mantener tensión, especialmente en las efectivas secuencias de acción que me mantuvieron el pulso agitado. Si me daba un “yeyo”, lo podía demandar, ganando el caso.

Como protagonista Dylan O’Brien es adecuado a pesar de que el dúo de Rosa Salazar (Alita: Battle Angel) y Giancarlo Esposito (Breaking Bad) se roban toda la atención dentro de sus escenas, al igual que Walter Goggins, quien sigue demostrando porque es una de las estrellas en ascenso de la industria.

Pecando de repetitiva al usar la estrategia de “salvación al último momento” demasiadas veces, The Death Cure nos lleva de plan en plan y giro a giro de la trama hasta su emotiva culminación logrando algo que mejores filmes no consiguen: un final satisfactorio.

No romperá barreras ni revolucionará nada en el cine pero The Maze Runner: The Death Cure cumple con la básica misión de entretener y hasta emocionar desde la primera hasta (casi) la última escena en un espectáculo de efectos especiales, disparos, gritos y explosiones que valen la pena ver en una gran pantalla con buen sistema de sonido.