Reseña: Destrucción a gran escala en SAN ANDREAS

Por Orlando Maldonado


Filmes sobre destrucción y desastres naturales están en el tope de la lista de las cosas que disfrutamos conscientes de que lo que vemos no es innovador ni cambiará el cine para siempre. Secretamente, todos hemos disfrutado de un buen filme en el que la humanidad es castigada durante un día frío y lluvioso. Propuestas como “Independence Day” y “The Day After Tomorrow” , con todo y sus fallas, tienen un lugar especial en nuestros corazones. En su momento, ambos fueron filmes que impresionaron con efectos visuales aún cuando sufrían de inconsistencias en otros departamentos que el ojo de una audiencia general podía pasar por alto fácilmente.

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San Andreas, el más reciente filme en destruir una de las grandes ciudades de los Estados Unidos, es el ejemplo perfecto de una propuesta que olvida que en el año 2015 hacen falta mucho más que efectos computarizados para impresionar, incluso al público general. El filme del director Brad Peyton es visualmente ambicioso pero sufre de las mismas fallas que suelen arruinar estas historias; personajes que reaccionan de manera opuesta a lo que se espera de ellos en medio de una crisis como esta y un guión repleto de situaciones y diálogo trillado que hemos visto y escuchado una y otra vez.

Dwayne “The Rock” Johnson personifica a Ray, un piloto de un helicóptero de rescate que embarca en la búsqueda de su hija tras un masivo terremoto que destruye el estado de California. Su hija, personificada por Alexandra Daddario, pone en práctica todo lo que ha aprendido de su padre en busca de sobrevivir en medio del caos. Por otro lado, Paul Giamatti interpreta a un sismólogo que ha descubierto como predecir terremotos e intenta avisar sobre un posible y más desastroso segundo terremoto que podría ocurrir en cualquier momento.

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“¿Ahora qué?”, pregunta el personaje de Carla Gugino, esposa del protagonista, justo antes de que rueden los créditos. “Ahora reconstruimos”, contesta el personaje de Dwayne Johnson mientras se iza la bandera de Estados Unidos frente a ellos. La última línea de diálogo de “San Andreas” es exactamente donde el filme falla desastrosamente. Reconstruir, en este caso, implica el levantamiento de edificios y la pavimentación de las carreteras destruidas por el desastre natural, obviando casi por completo el hecho de que millones de personas yacen sin vida bajo los escombros. Sólo importa que nuestra familia protagonista está a salvo, mientras que el resto de los habitantes de California cumplieron con su propósito: entretenernos con su tragedia, reducida a puro espectáculo.

Por momentos, esta tragedia luce atractiva. Si hay alguien que sabe destruir una ciudad aparte del alemán Roland Emmerich es Brad Peyton, quien podría jurar es una especie de pupilo del director de filmes como “2012” y “The Day After Tomorrow”. Lamentablemente, el filme no sabe cuando parar para darte un respiro y desarrollar los personajes en situaciones más íntimas. Peyton y el guionista Carlton Cuse coquetean con momentos más humanos entre el protagonista y su ex esposa, en los que un convincente Dwayne Johnson produce su primera lágrima de su carrera como actor. Justo cuando todo indica a que el filme tomará una dirección más personal o natural, el filme recicla el detonante del conflicto con un segundo terremoto que desplaza la película nuevamente hacia la primera media hora con más edificios que se desploman, carreteras que se dividen y los protagonistas cambian el diálogo natural por líneas como “Let’s go get our daughter” o “It’s been a while since I got you to second base” tras aterrizar en el Parque AT&T.

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Si algo hace que la película no se pierda en su propio reguero es el desempeño de los protagonistas. Dwayne Johnson es uno de esos actores que no importa qué, siempre da lo mejor de sí mismo. Pero la verdadera estrella es Alexandra Daddario como Blake, la habilidosa hija de Ray, quien pasa de ser una simple dama en aprietos durante los primeros minutos de la película al modelo a seguir de dos hermanos a quienes protege durante su jornada en busca del punto de encuentro donde la esperan sus padres.

Además, la película es exactamente lo que los avances prometían; destrucción de proporciones épicas mientras Dwayne Johnson hace lo suyo; entretener. Si esto es exactamente lo que esperas de esta película, saldrás satisfecho, pues esto es exactamente lo que San Andreas tiene para ofrecer, y en gran escala.

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