Opinión: Los críticos de cine vs DC Cómics

Cada cierto tiempo, Movie Network celebra un panel inocente que lleva el nombre “La Audiencia versus Los Críticos”, el cual es una variación aprobada de un panel similar que realiza el portal Rotten Tomatoes. De celebrarlo ahora, habría que contratar seguridad para los críticos participantes. Podrá sonar como un chiste, pero comentarios llenos de odio en las redes sociales son resultados de una indignación real. Sin motivo alguno, pero real.

Ya cansa tener que escuchar y leer la misma cantaleta. No, en serio, creo que hablo por muchos de mis colegas cuando escribo que estamos cansados, así, en plural. Aunque siempre he protestado la insistencia de referirse a los críticos de cine como algún tipo de grupo homogéneo que sigue una línea única de pensamiento, en esta ocasión me tomaré la libertad de expresar lo que estoy seguro en algún momento de sus carreras ha pasado por las mentes de otros críticos. Los críticos no suelen responder de esta manera a ataques en las redes sociales, pues usualmente quedan en el olvido con la publicación de la próxima crítica negativa, pero cuando los ataques – muchas veces personales – se convierten en acusaciones sin base o fundamento, es necesario salir a defender el pescuezo. Después de todo, es nuestra reputación la que está en juego.

Pero que no se mal interprete este escrito como un desahogo o un “lloriqueo”. El propósito de este “rant” es uno simple: señalar cuán absurdos pueden ser sus reclamos y recordarles que está permitido tener una opinión diferente a la del crítico de cine. Si todos pensáramos de la misma manera o estuviéramos igual de preparados para hablar de cine, yo no tendría trabajo. De la misma manera, yo nunca entraría a un salón de clases a criticar los métodos de enseñanza de un maestro cuando él está mejor preparado que yo para enseñar.

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El estreno de “Batman v Superman: Dawn of Justice” el pasado mes de marzo creó un precedente que alteró de manera drástica la relación audiencia-crítico. No fue la primera vez que la audiencia y los críticos ocuparon ambos extremos del espectro de opiniones, pero sí fue la primera vez, desde que sigo la crítica de cine, que la audiencia logró convencerse a sí misma de que los críticos estaban equivocados o se habían puesto de acuerdo para desacreditar el trabajo de una marca en específico. A raíz de estas acusaciones nace el rumor absurdo sobre los críticos que aceptan sobornos de agencias de publicidad, para la cual no existe evidencia alguna.

Varios meses después, la película “Suicide Squad” ha comenzado a recibir críticas muy similares. Esto, por supuesto, ha alimentado la idea que propone la existencia de un acuerdo monetario entre críticos y la competencia, como si se tratara de una especie de mafia de opiniones compuesta por matones que se arman con palabras y reciben recompensas de 25 centavos por palabra o de $20 a $50 dólares por artículo. Ni hablar de plazas con salarios anuales, pues en el siglo 21 la plaza del crítico de cine en el periódico está prácticamente extinta. La crítica de cine se ha trasladado a los blogs y redes sociales, donde la monetización nunca es segura.

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En un intento de continuar desacreditando a los críticos de cine, un fanático llamado Abdullah Coldwater creó una petición en Change.org para cerrar el portal Rotten Tomatoes, el cual recopila las críticas de algunos de los medios más leídos del mundo. Lo primero que resalta la petición es una falta de conocimiento sobre la mecánica de la página web. “Necesitamos que cierren esta página web porque sus críticos siempre le han dado reseñas injustas y negativas a las películas del Universo Extendido de DC”, lee la primera oración de la descripción. Lo problemático de esta idea es insinuar que los críticos cuyas reseñas son sometidas a Rotten Tomatoes se dedican a escribir para la página web, cuando la realidad es que se tratan de críticos de cine que escriben para diferentes medios como Variety, The Hollywood Reporter, The New York Times y hasta portales de cine locales como CineXpress.

Acusaciones como esta tendrían más validez si existiera alguna asociación global de críticos que se reúne semanalmente en túneles subterráneos para escoger, mediante singularización por estudio, cuál será su próxima víctima. Apuesto a que todo esto está comenzando a sonar absurdo.

Resulta curioso ver cómo la narrativa de los autodenominados “fanboys” se ajusta para apoyar su campaña anti críticos y anti Marvel, la cual es mucho más obvia que la supuesta campaña de odio de los “críticos marvelistas”. Según los fanáticos, quienes se tomaron la libertad de interpretar nuestras reseñas, en marzo los críticos queríamos filmes con más humor, pero ahora agosto el DCEU fue inyectado con chistes y “one liners”, pero el problema es otro: una agenda que ni los mismos fanboys podrían  definir correctamente, pues se trata de una idea que ha sido plantada en sus mentes y que se activa cuando un crítico de cine se mete con las películas

Disney y Marvel Studios también han producido malas películas. Títulos como “The Incredible Hulk” y “Thor: The Dark World” no fueron necesariamente bien recibidas por la crítica, pero los que expresan su indignación en las redes sociales también sufren de memoria selectiva. De hecho, también parecen haber olvidado que una de las películas de superhéroes más celebradas por los críticos es una adaptación de DC Cómics titulada “The Dark Knight”.

El problema del Universo Extendido de DC

Marvel Studios se tomó el tiempo necesario para crear su exitoso universo cinematográfico, el cual tuvo su origen hace aproximadamente 8 años. Trece películas después, el estudio ha creado una fórmula ganadora que no nació de la noche a la mañana. DC Cómics, por su parte, ha querido forzar una fórmula similar, pero los resultados han sido catastróficos. Con tres películas en su alineación sin contar el fiasco que fue “Green Lantern” en el 2011, el Universo Extendido de DC no ha logrado conectar con los críticos, y de cierta manera, tampoco lo ha hecho con la audiencia de la misma manera que las películas de Marvel.

“Man of Steel”, la película introductoria de uno de los dos superhéroes más populares de la marca, tuvo recaudos más cerca de “Ant-Man” y “Guardians of the Galaxy” que de películas de sus superhéroes principales como “Iron Man” o “Captain America”. Tanto Guardians como Ant-Man representan apuestas de un estudio que tomó riesgos con personajes desconocidos, pero depositó toda su confianza en equipos creativos que conocen muy bien su audiencia y sus personajes. DC, por su parte, ha otorgado control total en Zack Snyder, un director que a lo largo de su carrera ha polarizado las opiniones de audiencias y críticos con filmes como “300” con 60%  y “Watchmen” con 65% en Rotten Tomatoes.

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En resumidas cuentas, lo que Marvel tiene que DC Cómics no es un Kevin Feige en su alienación de creativos. La marca necesita a alguien que tomes las decisiones correctas y poco apresuradas, conozca a los fanáticos, sepa atraer a los que son ajenos a la marca y lo más importante de todo, que entienda los personajes que intenta plasmar en la pantalla grande. Mientras esa figura no exista en WB/DC, la lluvia de críticas negativas será constante. Con el reciente nombramiento de Geoff Johns, escritor de cómics y series de TV, como el nuevo presidente de la compañía DC Entertainment, la marca debe estar tomando una nueva dirección. De hecho, el material presentado en Comic Con San Diego evidenció un necesario cambio en tono que hace falta en la franquicia.

Pero por favor, no se deje engañar. Los críticos no favorecemos las películas de Marvel porque sean “graciosas” o “lite”. Lo hacemos porque sabemos reconocer algo que está bien hecho, no confeccionado con urgencia por eso de guisar cuando los superhéroes aún estén en todo su apogeo. Cuando Marvel Studios caiga por el barranco, también lloverán críticas negativas, pues nunca han sido exclusivas para una marca en específico.

No existe agenda secreta ni está entrando dinero a nuestras cuentas de banco. Es fundamental entender que los críticos de cine somos individuos como tú, pero más importante aún – y algo que se olvida con frecuencia – es que también somos fanáticos. Absolutamente ningún crítico respetable entra a una sala de cine esperanzado en que una película lo decepcione, mucho menos con la mentalidad de destruir el trabajo de un cineasta sin darle la oportunidad que todos merecen.