Advertencia: esta entrada contiene “spoilers” de la película Wonder Woman.
“Ella viene a salvarnos”. Cada vez que mencionaba este filme en mis redes sociales, usaba esa frase no solo como referencia a una súper héroe sino porque se trataba de una de las últimas oportunidades de Warner Brothers para vender el Universo Expandido de DC como una franquicia viable a largo plazo.
No es que estuvieran fallando económicamente pero, la mala recepción crítica y la división entre fans se estaba sintiendo cada vez más fuerte, al punto que, a dos semanas antes de su estreno, las proyecciones ponían a Wonder Woman en los $60 millones en su fin primer de semana, uno de los debuts recientes más bajos de un género del cual se continua mencionado la palabra “fatiga”.
Como ya sabemos, la historia fue otra. Patty Jenkins se convirtió en la directora fémina con mejor estreno, con un filme exitoso tanto en crítica como taquilla, reencendiendo la emoción por lo que viene de camino en el resto del DCEU.
Aunque no es perfecta, y padece de varios de varios defectos conmunes de su tipo (villanos deficientes, uso excesivo de la cámara lenta, caótico tercer acto), nos queda esperar que los jefes en altas oficinas de Warner -y demás estudios con los mismos planes- aprendan las lecciones correctas con el éxito de la Mujer Maravilla.
¿Cuáles son esas lecciones? Al menos las que queremos que lleguen a donde tienen que llegar:
A todos nos gusta Batman. Si, dije a TODOS. Los que dicen que no, están mintiendo. El personaje ha capturado generaciones de amantes de este encapuchado misterioso que ronda los techos y patea trasero criminal.
Pero, ya tenemos un Batman. No necesitamos otro, especialmente dentro del mismo universo. La Diana de Gal Gadot nos recordó el encanto de tener un héroe luchando por hacer lo correcto, sencillamente porque es lo que hay que hacer. Claro que reparte cacao cuando se necesita pero, en un mundo de filtros oscuros con más niebla que la película “La Niebla”, Gadot resplandece con su pureza y falta de cinismo.
Si todos los personajes son oscuros y atormentados como Batman, entonces Batman deja de ser especial. Hay espacio para todos los gustos; el payaso, el alegre, el optimistia, el serio, el agresivo, el sarcástico, el heroico, el genio… y Batman.
Además, lo divertido de juntarlos es disfrutar como distintas personalidades contrastan, hasta que consiguen trabajar en equipo a pesar de sus diferencias. Si todos van a estar aborrecidos, que mejor formen su propia banda rock emo: My Chemical League.
Díganme que no están locos por ver a Batman lidiando con un Flash haciendo chistes en el medio de la acción.
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