Luego de una sequía de publicidad, el primer clip de la película no solo comprueba que la acción está en buenas manos, sino que finalmente Warner Bros. y DC han conseguido a un par de cineastas que entienden a estos personajes. Diana Prince no es una dama en apuros. Nunca lo ha sido y nunca lo será. El guionista Allan Heinberg tampoco es David Ayer (Suicide Squad), un escritor que a lo largo de su carrera ha entorpecido el movimiento feminista en el cine con un despliegue de personajes femeninos unidimensionales que tienen más en común con objetos que con personas reales.
Wonder Woman, a diferencia de la Harley Quinn de David Ayer, no necesita de una figura masculina que venga a su rescate. Más importante aún, y aquí es donde el clip de menos de un minuto la saca del parque, el guión ni tan siquiera coquetea con cuestionar la masculinidad de Steve Trevor (Chris Pine), a quien Diana Prince protege de un grupo de malhechores armados.
Fácilmente, el humor aquí pudo haber nacido a costa del efecto de las acciones de Prince en el personaje de Trevor. “Su masculinidad se ha visto amenazada, y esa es la parte graciosa”, se puede escuchar a lo lejos en la voz de Ayer, quien ha perfeccionado su impresión de Adam Sandler a través de los años. La dirección inesperada de la escena es el respiro de aire fresco que esperábamos, y de ser consistente a lo largo de la película, lo que la diferenciará del resto de las propuestas del DCEU.
Al ser confrontado con un arma de fuego, la reacción inicial de Trevor -completamente natural- es proteger a la dama a su lado, pero al igual que la audiencia, Trevor está a punto de descubrir que Diana Prince viene a cambiar las reglas del juego. “Échate hacia atrás”, le pide Trevor a Prince, quien atrapa una bala en sus manos. “Tal vez no”, reconoce Trevor en un momento de epifanía. Es aquí que Wonder Woman, al igual que en la batalla final de Batman v Superman, toma total control de la situación. Trevor no lo cuestiona, y la película nos pide que nosotros tampoco lo hagamos.
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