No habrá que esperar por “The Suicide Squad”, la secuela/reinicio de aquella lamentable película del 2016, para poder declarar que el DCEU, de manera oficial, ha encontrado su propuesta de valor única en las historias desvinculadas del macro.

“Birds of Prey”, propuesta que continúa la historia de la Harley Quinn que conocimos en “Suicide Squad”, mantiene viva una racha positiva dentro de una franquicia que se había visto mortalmente herida por propuestas en quiebra creativa como “Batman v Superman”, “Suicide Squad” y hasta cierto punto “Justice League”. Esta último inspiró a algunos de los fanáticos más comprometidos con la marca a implorar por el lanzamiento de una versión secreta -supuestamente perfecta- que existió previo a la versión que llegó a los cines con el crédito de Joss Whedon bajo dirección. Es de estos mismos enredos y posibles movimientos de redes sociales que “Birds of Prey” se libra al ser una película más preocupada por la historia y los personajes que la componen que con la idea de responder a una historia más grande; o simplemente ser una pieza en un rompecabezas donde algunas piezas encajan mejor que otras.

La historia arranca justo después de la ruptura entre Harley Quinn (Margot Robbie) y Joker ( no Jared Leto), a quien el personaje titular se refiere como “Mr. J” o “Puddin”. No hay rastros de Leto en esta película, siendo esta una de varias maneras que esta película busca distanciarse de su predecesora, al menos una vez ha repasado los eventos que la trajeron hasta este momento. El sobreuso de “flashbacks” y narración normalmente raya en la sobreexposición, pero es gracias al comportamiento destornillado de Harley y un tono que nos advierte que no debemos tomar nada de esto muy en serio, que la película se escapa con algunas de estas fallas. Ahora soltera, Harley descubre que lo único que se interponía entre ella y una muerte segura era la protección que le brindaba el Príncipe Payaso del Crimen. Este era uno de los beneficios de ser la novia del Joker, pero con él fuera del panorama, entran en su vida con más facilidad figuras como Roman Sionis (Ewan McGregor), un magnate que pagaría por ser quien haga pagar a Harley por los inconvenientes que ella y su ex-novio le han causado en el pasado.

De manera enrevesada entran en la historia el resto de los integrantes de este equipo, conocido en los cómics como la Aves de Presa. El problema, evidente desde el principio pero verdaderamente problemático en el segundo acto, es que el título nunca le explicó al guion que debía encontrar la manera de unir al grupo de mujeres más temprano que en el tercer acto. La decisión de enfocarse en el crecimiento de Harley termina siendo un arma de doble filo, porque aunque provee momentos ingeniosos y le dan la oportunidad a Robbie para desenvolverse en el que claramente es el rol que más disfruta, queda demostrado con una excelente secuencia de acción en el tercer actor que estos personajes se complementan mejor unos a otros cuando están juntos.

Birds of Prey – Warner Bros.

Esto, indirectamente, abre el camino para McGregor y su fantástica interpretación del villano Black Mask, añadiendo capas sobre capas a un personaje finito en el papel pero elevado por el veterano actor. La dinámica de Sionis con su mano derecha, Victor Zsasz (Chris Messina), se puede interpretar como una relación homosexual, no necesariamente porque esté explícito en el guion, sino por las decisiones de los actores en cuanto a porte, manierismos y hasta miradas. No es el caso de Renee Montoya (Rosie Perez), un personaje abiertamente gay en los cómics cuya orientación sexual juega un importante rol en su historia de origen. En la película, este aspecto del personaje queda reducido a una antigua relación con un personaje secundario que poco aporta a su desarrollo.

Montoya, al igual que Cassandra Cain (Ella Jay Basco), Black Canary (Jurnee Smollett-Bell) y Huntress (Mary Elizabeth Winstead), son personajes que sufren por la decisión de hacer de la primera hora de “Birds of Prey” el “one woman show” de Harley Quinn, utilizando el tiempo que habrían necesitado para desarrollar personajes que debutaron en esta película.

Si una historia céntrica en Harley Quinn es lo que andabas buscando, pues terminó la búsqueda. Al “spin-off” o secuela espiritual de “Suicide Squad” le sobra la magia de Harley Quinn, y viene complementada por excelente acción de la directora Cathy Yan, con una ayudita de Chad Stahelski de John Wick. El estilo de Stahelski, maestro de la acción, queda evidente especialmente en una ingeniosa y emocionante secuencia en que Quinn es remolcada por un automóvil a alta velocidad. Los visuales, sin embargo, son todo Cathy Yan, quien logra que “Birds of Prey” se distinga del resto del catálogo del DCEU con una explosión de colores que por años estuvieron ausentes en esta marca.

Al igual que “Joker”, cuyo éxito es innegable, “Birds of Prey” vive en espacio aparte al universo compartido del que solo quedan recuerdos. Aunque imperfecta, es otro paso en el camino correcto para el futuro de DC Cómics en el cine.