Revivir series de televisión de otras décadas y marcas que en algún momento fueron populares se ha convertido en una de las prácticas más comunes de Hollywood. Como todo experimento que depende de la creatividad de otros, llegará el momento en que no quede de dónde tomar prestado. En el 2017, ese momento parece estar más cerca que nunca. Con el estreno de CHiPs este jueves, 23 de marzo y una versión para el cine de la serie Baywatch que llegará este verano, solo se puede concluir que los grandes estudios de cine ya han revivido todo lo que potencialmente podría convertirse en una exitosa franquicia cinematográfica.
CHiPs, basada en la popular serie de televisión de los setenta y ochenta, es una de esas propuestas sin identidad propia, cuyo éxito dependerá de la disponibilidad y entusiasmo de una generación que aún no logra descifrar cómo añadir un nuevo contacto a su teléfono inteligente. Es la última gota en el barril de esperanza de estudios que le han dado la espalda por completo a ideas originales en favor de material reciclado a la fuerza.
La comedia, escrita y dirigida por Dax Shepard (Without a Paddle), sigue las aventuras de Frank “Ponch” Poncherello (Michael Peña), un agente del FBI cuya más reciente misión de encubierto lo convierte en oficial de la Patrulla de Caminos de California. Junto a su compañero Jon Baker (Dax Shepard), diestro en motocicleta pero carente de inteligencia, Poncherello intenta identificar a un grupo de oficiales corruptos que se dedican a asaltar camiones blindados. Pero, no sin antes meterse en situaciones incómodas y enfadar a sus superiores en el proceso.
Baker, un deportista extremo forzado a retirarse, se unió a la fuerza para impresionar a quien está muy cerca de convertirse en su ex esposa. Ponch, por su parte, es un agente destacado cuya única debilidad es una supuesta adicción al sexo que nunca tiene un efecto directo en la trama de la película. La relación entre ambos es el clásico contraste entre polos opuestos que comúnmente se trabaja en la comedia. Mientras uno intenta adelantar la investigación, el otro la entorpece. Recientemente, Kevin Hart y Dwayne “The Rock” Johnson lograron elevar una propuesta similar en la película Central Intelligence. En el 2010, la comedia The Other Guys con Mark Wahlberg y Will Ferrell también trascendió los clichés más comunes del subgénero, conocido como el “buddy cop movie”.
Desafortunadamente, CHiPS tiene muy poco que ofrecer fuera de las ideas más recurrentes del género y la típica comedia oral que es el resultado de un trabajo mayormente improvisado. Cuando hace un intento de comedia visual, la película se limita a la única idea que pudo concebir un guionista con muy poca experiencia previa: el contacto entre un hombre y el pene de otro, explorado de maneras distintas.
Con un guión predecible, todo el peso de la película cae en los hombros de Peña, cuyas más recientes interpretaciones, en especial su personaje en Ant-Man, son evidencia de un actor con habilidad para la comedia. Sin embargo, el pobre material de CHiPS nunca le brinda una verdadera oportunidad para brillar. Poncherello, personaje que interpretó Erik Estrada en la serie original, es proyectado aquí como una persona desagradable, incapaz de trabajar en equipo y respetar las figuras femeninas que el guión inserta cada vez que debe resaltar la masculinidad de los protagonistas. El guión tampoco se preocupa por proveerle motivación al protagonista, fuera de mantener su reputación como un agente excepcional. Un protagonista desagradable sin clara motivación es también un protagonista sin el apoyo de la audiencia. Sin el apoyo de la audiencia, el éxito de los protagonistas pierde toda relevancia.
Desde una de las escenas iniciales, CHiPs intenta engañar a la audiencia con un intento de disfrazarse de una película progresiva. “¿Eres homofóbico?”, le pregunta Baker a Poncherello en su primer encuentro, en el que el primero solo viste ropa interior. La ignorancia del personaje, uno de los chistes más recurrentes de la película, es la misma de un guión que presenta a sus personajes femeninos como potencial trofeo de los protagonistas.
Fanáticos de la serie se preguntarán a dónde fue a parar el tono de la popular serie, el compañerismo y humor mayormente sano que caracterizaba la serie. En esta versión, repleta de chistes con doble sentido para justificar la clasificación “R”, solo queda el título de una serie que perdió relevancia hace más de dos décadas.