Crítica de Teen Titans Go! To the Movies

Admito que yo no sentía entusiasmo alguno con ver Teen Titans Go! To the Movies.

Yo fui de la generación que se crió con la serie original de Cartoon Network de Teen Titans que corrió del 2003 al 2006; crecí con aquellas versiones de Robin, Starfire, Beast Boy, Raven y Cyborg. Cuando anunciaron que estos personajes regresaban al canal, me emocioné ante la posibilidad, pero al resultar que no era una continuación, sino una versión nueva dirigida más para niños, me sentí nuevamente decepcionada.

Por lo tanto, cuando me senté en la sala para ver a estos Teen Titans caricaturescos, me sorprendí por lo mucho que disfruté la película. Claro, es mucho más orientada a niños en ambos animación y temática, pero con un guión inteligente y satírico, logra ser tan divertida para niños como para los adultos que los llevan.

Esencialmente, Teen Titans Go! To the Movies se desarrolla en un mundo lleno de superhéroes donde el símbolo mayor de estatus para un superhéroe es tener su propia película—junto a tener un archienemigo. Sin embargo, los Teen Titans no logran tener ninguno de los dos y se sienten como un chiste—especialmente Robin, quien no logra superar la etiqueta de “sidekick”.  Luego de ser rechazados por la directora Jade Wilson, los Teen Titans cruzan caminos con el villano Slade y ven una oportunidad para no solo ser vistos como héroes verdaderos, sino también finalmente lucir en la pantalla grande.

Desde el comienzo, la película satiriza las demás películas de superhéroe, desde la apariencia de Stan Lee en todas las películas de Marvel hasta la pelea culminante de Batman vs. Superman donde el conflicto entre ellos es resuelto al descubrir que sus madres comparten el mismo nombre. Ni Marvel ni DC son exemptos de todos los chistes y referencias.

Este humor “meta” resulta ser el fuerte más grande de la película.  Aunque la trama pueda ser relativamente sencilla e incluso predecible en algunos instantes (es una película para niños al fin y al cabo), ésta es más un vehículo para que los Teen Titans hacer ridiculeces y satirizar el género de superhéroe, junto a la industria de entretenimiento que empuja ese tipo de película. No hay duda de que vivimos en una época saturada por las películas de superhéroe; este año, Teen Titans Go! To the Movies será la sexta que estrena. Pero la película aprovecha la familiaridad que su audiencia siente hacia todas esas historias para hacer referencias específicas y confiar que todos entiendan.

Sin embargo, este ambiente lleno de películas de superhéroe también termina causando la mayor debilidad de Teen Titans Go! To the Movies: un tercer acto que se asemeja demasiado a The Incredibles 2—película que estrenó solo un mes anterior. Claro, la premisa de “mind control” nunca ha sido la más original, pero al ser dos películas animadas que estrenaron una tan cerca de la otra, ese sentido de déjà vu es inevitable.

Teen Titans Go! To the Movies nunca intenta construir una trama innovadora o ser la mejor película de superhéroe que exista porque al final del camino, no lo es. Pero sí logra hacer a su audiencia reír de comienzo a fin y ser la versión apta para niños de Deadpool que nunca sabíamos que necesitábamos. Puede que no sean los mismos Teen Titans que la serie original, pero eso no le quita a que la película sea divertida, ridícula y lo suficientemente autorreferencial para distinguirse de las demás películas para niños.