Zack Snyder y Warner Bros. responden a las críticas de su problemático Universo Extendido de DC Cómics con Justice League, un filme ligero, mayormente entretenido y a un siglo de distancia de aquel filme que colocó a Batman y Superman cara a cara hace apenas un año.
Atrás parece haber quedado la pesadilla que fue Batman v Superman: Dawn of Justice para el DCEU y sus fanáticos. Justice League, filme que finalmente une a los superhéroes de este multiverso en una sola película, es una respuesta directa a las críticas más recurrentes de aquel desacierto de proporciones épicas. El resultado de un proceso pedregoso resuena como la decisión de ejecutivos vestidos de negro que, tras horas y horas de discusión y exploración de maneras para destruir el tomatometro, concluyeron que la próxima película debía tener más “x” y menos “y”. Al despejar para “x”, descubrieron que diversión era el elemento que los había eludido desde el génesis de este universo fílmico con la sombría Man of Steel.
Justice League arranca en el “aftermath” de la muerte de Superman en Metrópolis, ciudad que enterró su esperanza el mismo día en que se despidió del kriptoniano, Kal-El. Un video grabado por un niño con un teléfono celular -claramente parte de los famosos “reshoots” en que removieron digitalmente el bigote de Henry Cavill- representa con gran certeza y por primera vez los atributos más sobresalientes de este héroe de otro planeta, pero con más cualidades humanas que muchos de sus enemigos. Superman no es otra cosa que un símbolo de esperanza. Sin él, la ciudad que alguna vez defendió queda vulnerable a la criminalidad y el ataque de fuerzas extraterrestres. En Gótica, rastreadores comienzan a entorpecer el vigilantismo de Bruce Wayne (Ben Affleck), y un descubrimiento lo lleva a finalmente reclutar, con la ayuda de Diana Prince/Wonder Woman, a otros como él para enfrentar al poderoso Steppenwolf (Ciarán Hinds), quien ha sido enviado a adueñarse del planeta Tierra con la ayuda de las “cajas madre”, fuentes de energía capaces de crear y destruir mundos.
Lejos de ser perfecta, la quinta película del DCEU es solo la segunda con personalidad y alma propia, lo que automáticamente la coloca a años luz de distancia de desaciertos como Batman v Superman: Dawn of Justice y la insufrible Suicide Squad. Más Mujer Maravilla que Hombre de Acero, Justice League funciona mejor cuando se divierte con el material, el cual desafía las leyes de la probabilidad y requiere de su audiencia una alta suspensión de la incredulidad. Aunque es cierto que los filmes de superhéroes pocas veces logran anclarse a la realidad (véase la trilogía The Dark Knight), el Universo Extendido de DC es uno que pocas veces se desvía de las improbabilidades plasmadas en las historietas y series animadas. Este aspecto complacerá a los fanáticos más fieles de estos personajes, o al menos a aquellos que puedan ver más allá de algunos de las libertades más arriesgadas que los guionistas Chris Terrio y Joss Whedon se han tomado con la historia.
Aunque cumple con lo que se propone, la cinta aún así encuentra varios obstáculos en su camino, algunos en forma de efectos visuales incompletos y otros, menos evidentes para el ojo humano, que podrían achacarse al guión. No obstante, sus más obvios tropiezos son resultado de una producción empinada que culminó con la salida de su director, Zack Snyder y la contratación de Joss Whedon (Avengers) para trabajar nuevas escenas que reemplazarían gran parte del trabajo de Snyder. Uno de los ejercicios más interesantes de la película es el de intentar identificar cuáles escenas fueron añadidas más tarde. La mayoría, fáciles de reconocer por el pobre trabajo de remoción del bigote del Cavill, a quien el director de Mission Impossible 6 le prohibió rotundamente afeitarlo.
Su regreso, probablemente el momento más anticipado del filme, resulta un tanto anticlimático a pesar de ser uno de los “storylines” más abarcadores de la película. Su ejecución, para bien o para mal -depende de quien lo esté juzgando- se desarrolla como una secuencia extraída directamente de una serie animada o los cómics y arrebata de todo suspenso y emoción los últimos segundos de Batman v Superman: Dawn of Justice. Pero una película de Justice League no funcionaría sin Superman, y su eventual incorporación al equipo es una necesaria y hasta emocionante.
Con 30 minutos menos que Dawn of Justice y tres nuevos personajes principales, es común prever que Justice League sufra de poco desarrollo en sus personajes, algo que la cinta recompensa con un acertado elenco. Ezra Miller provee el previamente inexistente humor como Barry Allen/The Flash, un super héroe inusual que, antes de unirse a La Liga de la Justicia, se dedicaba a empujar personas y huir corriendo a la velocidad de la luz. Su habilidad, en paralelo con la de Superman, proveen uno de los momentos más originales y emocionantes de la película. Como Arthur Curry/Aquaman, el actor Jason Momoa (Game of Thrones) es una fuerza imparable, y una figura será muy interesante para explorar en su propia película, donde no tendrá que caminar en la sombra de Batman. Sin embargo, es el sexto hombre, Victor Stone/Cyborg (Ray Fisher), quien sorprende con inesperada carisma e importancia para el equipo.
Tres películas después de su introducción en este universo cinemático, la Wonder Woman de Gal Gadot continúa siendo el elemento más consistente del DCEU, y aunque en Justice League intentan reducirla a segundo en mando después de Batman, su pureza e inclinación por siempre hacer lo correcto vuelven a ser evidencia de que el Universo Extendido de DC Cómics, aunque comúnmente vinculado con temas oscuros y un tono sombrío, siempre necesitará de la luz y esperanza que proveen la Mujer Maravilla y el Hijo de Kriptón. Su empatía es contagiosa, aún ante el rudo de Aquaman y el testarudo de Batman, y continúa inyectando esta franquicia con la sinceridad y esperanza que debió haber llegado con Superman, quien aquí comienza a mostrar un mejor entendimiento por parte de sus escritores y directores.
Tras 121 minutos de pura diversión ligera lista para consumir, es seguro declarar que Justice League, aunque no impune a críticas, es un paso en la dirección correcta para la división de cine de DC Cómics. En su ligereza y convencionalismo, la película es un digna, aunque inferior continuación de una nueva dirección que se empezó a trazar con Wonder Woman y que podría enderezar este universo fílmico.