Duelo, destrucción y rock and roll en DEMOLITION

Por tercer año consecutivo, queda demostrado que el director canadiense, Jean-Marc Vallée, sabe cómo sacarle el máximo a sus actores principales. Matthew McConaughey, Jared Leto y Reese Witherspoon fueron reconocidos por la Academia con nominaciones al Oscar y victorias para los primeros dos por los filmes “Dallas Buyers Club” y “Wild”, respectivamente. Hasta cierto punto se podría decir que “Demolition”, su más reciente película, es la conclusión de una trilogía de filmes que se enfocan en la condición humana en medio o después de la tragedia. Su más reciente trabajo es, sin embargo, menos efectivo que sus anteriores a la hora de mantenerse aferrado a la realidad y hasta un poco manipulador en ocasiones. Es el compromiso del protagonista Jake Gyllenhaal y otra gran actuación para su resumé lo que mantiene este filme a flote cuando el guión amenaza con destruir todo a su alrededor.

Gyllenhaal personifica a Davis Mitchell, un exitoso banquero que acaba de perder a su esposa a causa de un accidente automovilístico. De inmediato su sufrimiento no es evidente, pero cuando Mitchell comienza a escribirle cartas de quejas a una compañía que produce y distribuye máquinas expendedoras de dulces tras haber experimentado problemas con una en el hospital donde falleció su esposa, queda claro que se trata de un hombre que lidiará con su aflicción de una manera diferente a la que estamos acostumbrados a ver en el cine.demolition_web2Aquí es donde “Demolition” se separa de otros filmes que exploran tragedias familiares e intenta deconstruir un género que se presta para el melodrama y sentimentalismo extremo. Mitchell no derrama ni una sola lágrima tras la muerte de su esposa, e incluso llega a declarar que nunca estuvo enamorado de ella. Esta es su manera de huirle a un inevitable proceso de dolor. Pero todos tenemos nuestra manera de sufrir y superar la pérdida de un ser querido y esto es lo que el director y guionista Bryan Sipe exploran con “Demolition”, un filme que se dedica a demoler, literal y simbólicamente, la vida de un hombre que debe encontrar un nuevo propósito.

Las cartas de Davis, aunque contienen preocupaciones legítimas sobre las máquinas, son una excusa para expresar lo que está sintiendo pero no puede expresarle a la gente a su alrededor. También es la manera perfecta para crear exposición con “voice over” que no se siente añadido a la fuerza. Por suerte Karen Moreno (Naomi Watts), la única empleada de servicio al cliente de la pequeña compañía de su novio, es conmovida por las palabras de Davis y decide contactarlo por teléfono una madrugada para servirle de oído a un hombre que atraviesa lo que se podría describir como una catarsis. De esta amistad nace una adorable relación entre Davis y Chris (Judah Lewis), el hijo adolescente de Karen, a quien ayuda a salir del clóset en una edad peligrosa.demolition_web3Chris también está en un proceso de autodescubrimiento y demolición de todo aquello que lo ata a una vida en la que no era completamente feliz. Y cuando hablo de demolición me refiero a la forma literal de la expresión. Tras haber caminado por una casa que estaba siendo demolida, Davis acelera el proceso de sanación mientras demuele la casa en la que compartió durante años con su esposa. “Para arreglar algo, primero tienes que desarmarlo”, le aconseja su suegro Phil (Chris Cooper) en medio de la crisis, lo que Davis comienza a implementar de manera literal a las cosas que desea entender mejor. “Quiero desmontar ese reloj y aprender cómo funciona”, le contestar Davis a Phil en otro momento. Este comportamiento, aunque errático antes los ojos de los más, incluyendo a un suegro que no logra entender la frialdad del que fue esposo de su hija, es lo que separa a “Demolition” del melodrama usual donde las lágrimas inundan la pantalla y se nos invita a sentir lástima.

No hay duda de que Jake Gyllenhaal está en el mejor momento de su carrera. Tras haber demostrado que puede transformar su físico para adaptarse al rol que esté interpretando, evidente en películas como “Nightcrawler” y “Southpaw”, Gyllenhaal nos recuerda que también es capaz de desaparecer en un personaje aunque no haya cambiado su apariencia. Esto, ha quedado demostrado, es igual o más valioso que ser un maestro del disfraz. Su única nominación al Oscar por el filme “Brokeback Mountain” y sus grandes posibilidades de ser nominado este año otra vez por “Demolition” son prueba suficiente.

Gyllenhaal resalta más que nunca como un hombre que comienza como una persona introvertida y comienza a descubrirse a sí mismo durante un período de dolor. Lo increíble es la profundidad que el actor provee a un personaje que aparenta no sentir nada durante el primer acto de la película, por lo que resulta agradable verlo bailar al ritmo del rock and roll en las calles de Manhattan.