Da gusto ver a Will Smith protagonizar una película centrada en una historia sencilla, rica en diálogo y actuaciones sobresalientes. Después de todo, sus mejores trabajos han sido en proyectos donde su alcance actoral ha sido puesto a prueba.
En este punto, sin embargo, el actor dramático no tiene nada que demostrarle a sus seguidores, por lo que sus actuaciones en este tipo de filme demuestran mucha serenidad y confianza en su talento. En otras palabras, Will Smith llegó al punto de su carrera donde es evidente que se divierte haciendo su trabajo. Focus, el más reciente filme de los directores Glenn Ficarra y John Requa (Crazy, Stupid, Love), le provee a Smith las herramientas necesarias para lucirse, entre ellas, el increíble talento y la impresionante belleza de la actriz Margot Robbie.
Smith personifica a Nicky, un veterano estafador que, en medio de una de sus grandes jugadas, se reencuentra con Jess (Robbie), un viejo amor y colega que dificulta la ejecución de su más reciente engaño durante un evento de Fórmula Uno en Buenos Aires cuando reaviva esa vieja flama. Para una persona cuyo trabajo se basa en el anonimato y la concentración, esto representa un enorme obstáculo, y más cuando se trata de alguien que fue tu pupilo, cuyo propósito en el lugar es todo un misterio que junto a Nicky, se nos invita a descifrar antes del gran golpe.
En los primeros minutos de la película, Nicky le asegura a Jess, una estafadora amateur, que la clave de un buen estafador es estar atento todo el tiempo y crear distracciones. Ingeniosamente, la película adopta la idea y la pone en práctica por medio de actuaciones principales que cargan todo el peso de la película y te distraen de un guión con más bajas que altas y una historia lejos de ser extraordinaria.
Muchos de sus fallos llegan cuando el guión de Requa y Ficarra insiste en explorar las técnicas poco creíbles de los estafadores en medio de la muchedumbre durante un importante evento deportivo. Aunque nunca para de ser entretenido, algunas de las técnicas empleadas para estafar, como meter manos en los bolsillos de las víctimas en plena luz del día y devolverlas vacías sin que estos se den cuenta podría ser una práctica que tal vez funcione una o dos veces antes de que alguna víctima paranoica con bajos niveles de intoxicación sienta una mano en su bolsillo.
La historia sufre de un grave problema de credibilidad al depender, mayormente, de la casualidad. ¿Cuáles son las probabilidades de que la víctima de tu más reciente farsa resulte ser un estafador profesional?
Focus se mueve al paso de sus actores principales, cuya excelente química toma escenas de puro diálogo que a manos de otro sólo servirían para inducir el sueño y las convierte en su principal atractivo, sólo segundo al encanto de Smith y Robbie. Su relación, además, es una bomba de tiempo que sabemos explotará ante nosotros en cualquier momento, llevando a Nicky al punto de perder su enfoque. Desde los primeros minutos de la película, donde un hombre que no comete errores decide emplear a una torpe estafadora que acaba de conocer, es evidente que Jess será la perdición de Nicky.
Aún cuando se las juega de manera segura y nunca sale de su zona de confort, Focus es un sexy y entretenido escape de dos horas, más placentero para el ojo que para el cerebro.