Star Wars: Episode II – Attack of the Clones (2002)
En el 2002 sucedió lo que parecía imposible. George Lucas nos dio una una película de Star Wars que mejor se describe como… aburrida. La simplicidad del adjetivo es reflejo de una historia TAN trillada y plagada de política que induce al vómito. ¿Acaso a Lucas se le olvidó que esta era una franquicia familiar? Ni hablar del innecesario origen de Boba Fett, un personaje que con el tiempo adquirió popularidad por el misterio que lo rodea.
El filme cierra con una mareante pelea con sables de luz entre el maestro Count Dooku y el maestro Yoda, que, en lugar de cementar al último como el más poderoso de los Jedi, lo convierte en lo que en la actualidad sería un “meme”. En las películas originales, el gran poder de Yoda nunca fue simplificado a una pelea de “lightsabers”, sino que era demostrada mediante su sabiduría y habilidad de utilizar y controlar la fuerza de diversas maneras sin la necesidad de entrar en combate. Por supuesto, el Yoda de las primeras películas es una anciano en sus últimos, pero siempre resultó difícil visualizarlo en medio de un combate armado, aún en la plenitud de su vida. Yoda siempre fue paciencia, poder y sabiduría, nunca reflejos, volatilidad y violencia.