La nueva versión, disponible en Disney+, es dirigida por Robert Zemeckis.
Disney lleva los últimos años reimaginando sus clásicos animados como la Bella y la Bestia, Dumbo, Mulan, entre otros, en un formato ¨live action¨. Algunas de estas nuevas versiones están más enfocadas en atraer una nueva audiencia, gracias a sus cambios en historia, visuales o personajes. Nuevamente, este intento de corregir errores del pasado y acercarse a una nueva generación regresa con la nueva versión de Disney: PINOCCHIO.
Bajo la dirección de Robert Zemeckis, (Forrest Gump, The Polar Express), la nueva película ¨live action¨ es visualmente atractiva, pero a diferencia de la original, y con todo y magia visual que pueda tener esta versión, su historia carece de encanto. La película es sosa, sin sal. No empalaga, pero tampoco tiene azúcar para satisfacer nuestro paladar, o mentes, que esperan caramelos del gran estudio del ratón.
Geppetto (Tom Hanks), un carpintero de juguetes y relojes de madera, crea una marioneta para satisfacer su deseo de tener un hijo. No obstante, uno de los mayores anhelos del artesano es que la marioneta de madera tenga aliento de vida. La Hada Azul, interpretada por Cynthia Erivo, una noche escucha las súplicas de Geppeto; mientras él dormía, ella concede el deseo de darle vida a su creación, denominada Pinocchio (voz por Benjamin Evan Ainsworth). La marioneta con vida será acompañada por Jiminy (voz por Jordan Gordon-Levitt), un grillo que servirá como conciencia al niño que ¨quiere ser de verdad¨ en un mundo donde tiene que identificar lo que es ¨bueno y malo¨.
Primero, en aspectos de efectos visuales, cinematografía y dirección esta versión es hermosa, algo que Zemeckis siempre se ha distinguido. Además, los visuales que más me encantaron son enfocados en el personaje de Jiminy Criket, con una excelente y divertida interpretación de voz por Gordon-Levitt. Deseo con ansias tener una serie solamente enfocada en este grillo parlanchín bajo la dirección de Zemeckis.
Sin embargo, este esfuerzo imaginativo y creativo no es suficiente para invitar a uno a ser endulzado por la trama y el resto de los personajes, incluso Hanks como el papá de Pinocchio, cuya trama no parece ser novedosa a la relación de padre e hijo más allá de lo que ya conocemos de la historia.
Además, la trama sufre cambios, donde los elementos más adultos son sustituidos por algo más apegado a la “infancia” aunque permanezca, subliminalmente, aspectos de la original. No obstante, el desarrollo de Pinocchio cambia en varios momentos, pero decir algo de esas modificaciones sería quitarle lo poquito de dulce que pude encontrar en el guion. Por otro lado, hay diálogos, aunque no tan abusados, que hacen referencias a aspectos modernos que pueden sacar al espectador de la época que pueda representar el filme.
No debería comparar ambas películas, porque esta versión se nota que está enfocada para una audiencia más familiar. Sin embargo, en mi caso, no siento que la película pueda complacer este sector. La cinta no me invita a sacar el niño que aún puede estar en mi interior, como suelen hacer otras historias de Disney, Pixar o incluso la versión original de esta trama. A penas siento que pueda verla junto con mi núcleo familiar, porque la película es bien ¨sugar-free¨.
El ¨live action¨ PINOCCHIO tiene unos visuales mágicos, gracias a la dirección de Zemeckis. Sin embargo, la historia no parece estar endulzada para reflejar este encanto. A pesar de los cambios para alcanzar una nueva audiencia, la reimaginación del clásico de Disney es monótona. PINOCCHIO ya se encuentra disponible en Disney+.