Project Almanac: Turbulento viaje en el tiempo

dosymedia

Por Orlando Maldonado

En el mar de propuestas de los subgéneros de “found footage” y el viaje en el tiempo, Project Almanac no es un completo desastre, pero tampoco es merecedor de un espacio en la cima junto a títulos influyentes y establecidos hace mucho tiempo. Como mucho, es una divertida aventura que pierde fuerza cuando trata de adquirir un tono más serio.

Si fuese cineasta, el viaje en el tiempo sería uno de esos temas que no me atrevería a tocar. Caer víctima de clichés e incongruencias en el libreto viene con mucha facilidad cuando se trata de una ciencia tan compleja y difícil de digerir. Por eso, la mayoría de los filmes del subgénero que sobresalen con aquellos en los que la ciencia pasa a un segundo plano y se enfocan en la historia a su alrededor. Filmes más recientes como la comedia About Time y el indie Safety Not Guaranteed funcionan como estudios de personajes con un mensaje que trasciende a ciencia detrás del viaje en el tiempo. Claro, existen excepciones como la casi incomprensible Primer de Shane Carruth, que intentan explicar la ciencia con resultados positivos.

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En un momento en que el “found footage” es un mero truco publicitario, es necesario justificar la aplicación de un estilo sobreutilizado, que va perdiendo credibilidad rápidamente. The Blair Witch Project, Cloverfield y Paranormal Activity revolucionaron el subgénero en su momento. ¿Qué tienen en común estos filmes además de una buena historia? Una razón detrás de la documentación de lo que está ocurriendo. El hecho de que cierto personaje disfrute de grabarlo todo lo que ve, resta credibilidad a un género cuyo propósito es sostener tu historia en lo real y posible, por más extraordinaria que sea.

Project Almanac, el primer largometraje del director Dean Israelite, sufre de los dos problemas anteriormente mencionados.

La historia te obliga a aceptar que todo se está documentando porque es necesario. Durante la película, el personaje principal se dirige a la persona con la cámara en tres ocasiones para recordarle que debe seguir grabando. Cuando la situación deja de ser divertida y se torna peligrosa, ¿cuál es la razón para seguir grabando? ¿Añadir suspenso? No hay duda de que el estilo ayuda a mantener tu historia anclada a la realidad y facilita que nos podamos identificar con ella, pero si no existe una razón que lo justifique, el estilo pierde su propósito.

Para ser una película dirigida a una audiencia joven, el guión de Andrew Deutschman y Jason Pagan dedica inexplicablemente los primeros 40 minutos a la construcción de la máquina del tiempo y los intentos fallidos de hacerla funcionar. Una vez hacen el primer brinco, Project Almanac se convierte en el divertido viaje para jóvenes que debió haber sido desde un principio. Escenas en que el grupo de amigos utiliza la máquina para hacer dinero, pasar una clase y enfrentar sus “bullies” son los momentos más memorables.

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Lamentablemente, la diversión dura muy poco y la película dedica su tercer acto a las consecuencias del viaje en el tiempo y la idea de que no somos capaces de cambiar nuestro pasado. No es que sea mala idea para una película de viaje en el tiempo, pues películas como The Butterfly Effect ya lo han tocado efectivamente. El error está en dedicar la primera mitad de la película a un tono ligero y divertido, para luego tratar de convencernos de que el viaje en el tiempo no viene sin consecuencias. Al menos, la idea provee un arco para el personaje principal, cuyas motivaciones son conquistar a la chica de sus sueños y poder ver a su difunto padre una vez más.

Los frustrante de la película no es que las ideas que propone no funcionen, sino que serían mucho más efectivas exploradas por separado. El repentino cambio en el tono no encaja con una película dirigida a jóvenes de entre 13 y 18 años que funciona mejor cuando olvida pone echa a un lado la ciencia y explora las prioridades de un grupo de estudiantes de escuela superior como tener todo el dinero en el mundo y asistir a famosos festivales de música. Después de todo, el propósito de la película es conectar con su joven audiencia, y cuando lo logra, llega a ser muy entretenida.

Entre el cambio de tonos, el estilo innecesario y el incesable emplazamiento publicitario, Project Almanac logra emerger como una divertida propuesta, especialmente si disfrutas de ir al cine con tus amigos.