Crítica: Fantastic Four con Miles Teller

Por Orlando Maldonado 

Si algo quedó claro luego de haber visto el producto final de una problemática producción, fueron las razones detrás de la decisión del estudio de trabajar con el director Josh Trank. Aparte del cheque relativamente pequeño que debe haber recibido en comparación con alguien como, digamos, Matthew Vaughn, el director de “Chronicle” -su única película- era el candidato ideal para un filme que dedica su primer y segundo acto a desarrollar cuatro personajes con rasgos y habilidades muy distintas.

Su único largometraje, el filme “found footage” de ciencia ficción “Chronicle” fue, más que una película de superhéroes de bajo presupuesto, un estudio de cómo reaccionaría un grupo de personas comunes y corrientes tras adquirir poderes sobrenaturales. Su segundo filme,“Fantastic Four”, es también el segundo intento de trasladar los personajes icónicos de la página del cómic a la pantalla grande. Aunque lejos de ser tan mala como las anteriores, esta película  funciona mejor como un primer acto de 100 minutos que evita ser un completo fracaso gracias a un elenco comprometido con sus personajes.fantasticfour0007

“Fantastic Four” es la historia de origen que ya muchos conocíamos, excepto por uno que otro cambio; unos minúsculos e inofensivos y otros que pondrán a prueba la paciencia de los fanáticos más celosos de la fuente. Reed Richards, personificado por Miles Teller (Whiplash) fue un genio desde pequeño. Ridiculizado por el resto de su clase en la escuela intermedia, Richards encuentra un amigo en Ben Grimm, encarnado por el actor inglés Jamie Bell (The Adventures of Tintin) años más tarde en la historia. Juntos, Reed y Ben construyen una máquina que les permite teletransportar materia de un espacio a otro en sólo segundos.

El Dr. Franklin Storm (Reg E. Cathey), padre de Susan (Kate Mara) y Johnny Storm (Michael B. Jordan), descubre sus talentos en una feria científica, donde aprenden que el misterioso destino de todo objeto que es teletransportado es en realidad una dimensión desconocida y no un lugar en la Tierra. Con la ayuda de Victor Von Doom, quien había trabajado la misma idea con resultados negativos, los ahora científicos ponen su descubrimiento a prueba, pero un accidente en la desconocida dimensión altera su forma física y les otorga habilidades fuera de este mundo.

La primera mitad de la película funciona cuando se adhiere al relato íntimo y contenido de un grupo de jóvenes cuyas vidas cambian de la noche a la mañana. La química entre los actores está ahí, al igual que una idea que nunca se concretó pero cuyos rastros quedaron esparcidos por todos lados. El problema es que el tiempo que se dedica a los personajes parece una pérdida de tiempo cuando no haces nada con él al final de la película. Si se fuera a desmontar, eliminar la grasa y montar otra vez, de seguro el resultado se acercaría a lo que debe haber sido la idea original, pero la realidad es otra. En vez de sentirse como una película y sus tres actos, “Fantastic Four” ofrece tanta exposición que podría tratarse de un prólogo antes de poner en marcha los planes ambiciosos del estudio de crear un universo parecido al que han creado Marvel Studios y recientemente Warner Bros. y DC Cómics.

Los “reshoots” y el filme completamente diferente que se presenta en la segunda mitad son evidencia de una remodelación extrema a la que fue sometida la película, por no decir que se trata de aquel cliché del director cuya visión original e innovadora se perdió entre decisiones que toman personas en traje y corbata. Después de todo, sigue siendo una película sobre científicos de apenas 18 años que pueden estirar su cuerpo, prenderse en fuego, volar y ser invisible. ¿Mencioné al hombre gigante de roca?

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Hay algo sumamente inquietante en la idea de trasladar estos personajes a una atmósfera tan seria y con poco espacio para la diversión. Tal vez el problema aquí no sea que se haya descartado a última hora la visión íntima de un cineasta en favor de algo que se asemeje más al producto de Kevin Feige y Marvel Studios. Tal vez sea tan sencillo como que estos personajes no funcionan de esa manera y que la clave para el éxito sea lo que llevo diciendo durante años y que películas como “Guardians of the Galaxy” y “Ant-Man” han demostrado: Las películas sobre superhéroes con habilidades sobrenaturales nunca serán -o por lo menos hasta que la ciencia dicte lo contrario- lo suficientemente reales como para poder trabajarse con un tono así de serio. En otras palabras, los superhéroes deben ser puro entretenimiento que se asemeje más al arte de una tirilla cómica que al nuevo filme de Steven Soderbergh. No todo superhéroe se presta para ser la excepción, como lo fue el Batman de Christopher Nolan.

Pero ni Chris Nolan hubiese podido salvarnos de Dr. Doom, un villano tan apresurado y unidimensional que hace ver al villano más débil del MCU como todo un Hans Landa. Es una lástima y un desperdicio de Toby Kebbell, quien viene de interpretar vía captura de movimiento a Koba, villano de la excelente “Dawn of the Planet of the Apes”.

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Mientras que es cierto que la nueva “Fantastic Four” no está a la par con otras películas de Marvel de 20th Century Fox como las que componen la franquicia de “X-Men”, tampoco es tan decepcionante como para querer regresar a las dos películas anteriores, muchos menos a la horrenda versión de los noventa. No, no me refiero a la versión que produjo Ron Howard para Imagine Entertainment y protagonizó DeBrie Bardeaux (wink), sino a la atrocidad que estrenó en el 1994.

El público joven encontrará algo positivo en las escenas de acción que se desarrollan durante el último acto e involucran una enorme cantidad de efectos visuales y las famosas frases de los personajes. Después de todo, los fanáticos más fieles de Mister Fantastic, The Invisible Woman, The Human Torch y The Thing dirán presente para ver exactamente lo que el filme ofrece la película en durante su último acto.