Seamos honestos. La trilogía de Night at the Museum no es la más lograda o la más ambiciosa de todas, pero tampoco pretende serlo. Lo que estas tres películas sí pretenden – y si me preguntas a mi, diría que han logrado con mucho éxito – es entretener con mucha acción, visuales y humor sano para toda la familia. Es el entretenimiento perfecto para, digamos, los días de navidad. Pero además de honestos, seamos realistas. ¿Quién quiere ver algo que no sea apto para toda la familia durante estos días de unidad? El equipo detrás de Night at the Museum: Secret of the Tomb sabe muy bien lo que su audiencia quiere, y eso es exactamente lo que proveen; risas, sentimentalismo y acción suficiente para entretener a todos.
Secret of the Tomb reúne por última vez al guardia de seguridad Larry (Ben Stiller) y el resto de los personajes históricos del Museo de Historia Natural de Nueva York en una aventura que los transporta al otro lado del mundo en busca del secreto que podría salvar la magia de la tabla que los trae a la vida todas las noches. El peculiar grupo de personajes históricos, compuesto principalmente por Teddy Roosevelt (Robin Williams) y Attila the Hun (Patrick Gallagher), se traslada al Museo Británico. El cambio de escenario trae consigo nuevos personajes que eventualmente se adueñan de la película, proveyendo los momentos más graciosos.
La australiana Rebel Wilson (Pitch Perfect) se destaca como Tilly, la empleada de seguridad del Museo Británico. Su actuación es tan natural y genuina que da la impresión de que el rol fue escrito especialmente para ella, o que al menos se le permitió mucho espacio para la improvisación, algo que no es extraño en las películas del director Shawn Levy. Su relación con La, un cavernícola muy parecido al personaje de Ben Stiller, resalta como uno de los chistes recurrentes más efectivos del filme, aún cuando el núcleo del mismo comparte muchas similitudes con uno de los chistes de la secuela Meet the Fockers, donde el personaje de Stiller conoce a un joven muy parecido a él, quién podría ser su hijo. Es la excepcional entrega de Wilson lo que provee la chispa necesaria.
Dan Stevens (The Guest) es otro novato en la serie que amenaza con robar cada escena en la que está presente. Como un Sir Lancelot ignorante de lo que está sucediendo a su alrededor, el actor británico se sumerge por completo en su personaje, un caballero en busca del camino que lo llevará de regreso a Camelot y a su amada Guinevere. En el proceso, Lancelot le enseñará a Larry uno o dos cosas sobre cómo darle espacio a su hijo adolescente y concederle el derecho a tomar sus propias decisiones.
Sir Lancelot y el resto de los personajes históricos que ya conocemos resaltan la sencillez de Larry, un tipo común y corriente en medio de la aventura más grande de su vida, y esta es una de las razones por las que estas películas agradan a la mayoría. Larry no es un tipo extraordinario, mucho menos nuestros típico héroe del cine, sino que es alguien con quien todos nos podemos identificar. Ya quisiéramos todos abandonar la rutina a cambio de una aventura de esta magnitud, aunque sea durante una noche.
Aunque se limita a la fórmula hollywoodense de las otras tres películas, el talentoso elenco y los siempre entretenidos visuales hacen que Night at the Museum: Secret of the Tomb sea la más satisfactoria de las tres, algo muy inusual cuando se trata de la tercera parte de una franquicia. Además, la mera presencia del increíblemente talentoso Robin Williams hacen de esta última aventura una muy emocional.