Si algo aseguraba una versión de Peter Pan a cargo del director inglés Joe Wright (Pride and Prejudice) eran visuales nada menos que cautivantes. La historia de Peter Pan, un niño huérfano que regresa a El País de Nunca Jamás y aprende que su destino es convertirse en una leyenda, es una con la que la mayoría estamos familiarizados por las diferentes adaptaciones que han nacido en los diferentes medios. Con un pequeño giro que proveyera una nueva visión, complementada con los visuales del aclamado director, esta nueva versión de Warner Bros. habría sido una memorable adición a un universo que existe en el cine desde el 1953. Desafortunadamente, “Pan” es una sosa y oscura representación de lo que debe ser una singular aventura para toda la familia.
La película arranca una noche en Londres en medio de la Segunda Guerra Mundial, donde la madre de Peter, personificada por Amanda Seyfried, abandona al recién nacido en la puerta de un orfanato regido por monjas inspiradas más en la directora Tronchatoro de ‘Matilda” que en la ternura de una monja que se dedica a cuidar niños. Luego de una estadía de varios años en el orfanato, Peter es secuestrado por piratas que remueven los techos durante la noche y hacen bungee jumping desde sus barcos voladores para sacar a los niños de sus camas. La película está llena de ideas como estas, que, por sí solas funcionan perfectamente porque se desvían del tono sombrío que caracteriza el resto de la película. Lamentablemente, estos momentos de creatividad llegan esporádicamente y no muy seguido.
El barco pirata se eleva hasta el espacio, desciende nuevamente y llegamos a País de Nunca Jamás, la cual ha pasado de ser un lugar con el que muchos soñábamos de pequeños a una cantera donde niños trabajan sin descanso en la búsqueda de “pixie dust” para el villano “Blackbeard”, quien hace su introducción en una de las decisiones más chocantes, por no decir absurdas, de ambos el guionista y el director. Se trata de un número musical en el cual él, junto a los Niños Perdidos, interpretan la canción “Smells Like Teen Spirit” de la banda Nirvana. Más adelante, la historia se repite con otra famosa canción de rock que no revelaré, por eso de no arruinar la sorpresa. La secuencia es un gancho de izquierda que, de haber establecido un tono continuo, no habría sido tan devastador.
Repasar la trama de “Pan” sería una pérdida de tiempo, por lo que nuestra única opción es resaltar los cambios, unos grandes, unos pequeños y otro simplemente absurdos, de la historia con la que muchos crecimos. Empecemos por James Hook, a quien hasta ahora conocíamos como Captain Hook, archienemigo de Peter y presa principal del cocodrilo que se comió su mano. Sin embargo, en esta versión del clásico, Hook, personificado por Garrett Hedlund (Tron: Legacy), es un tipo de “sidekick” para el protagonista y, por momentos, el interés amoroso de Tiger Lily (Rooney Mara), cuyo maquillaje podría comenzar a describirse en esta reseña y terminar en la próxima. Eso, sin hacer mención de la extraña decisión de escoger a una mujer caucásica para personifica a quien debe ser una princesa indígena. Tampoco olvidemos que el nombre Hook es adoptado luego de que un cocodrilo se comiera su mano y la reemplazara con un garfio.
Las intenciones del equipo detrás de “Pan” fueron las mejores, de eso podemos estar seguros. La relación entre Peter y Hook es uno de los enfoques del guión de Jason Fuchs (Wonder Woman), cuya verdadera y honesta intención parece haber sido proveer un tipo de trasfondo a la famosa rivalidad. La idea, en papel, es suficientemente atractiva. La ejecución, sin embargo, nunca se concreta pues prefiere coquetear con intercambios entre ambos personajes que sirven como presagio de su futura relación. Cada uno de estos intercambios se siente más forzado que el anterior, especialmente los que llegan justo antes de los créditos mientras el Jolly Roger asciende al espacio nuevamente. Pero no todo está perdido con James Hook, pues en ocasiones el personaje exhibe algunas de las características del famoso personaje. Naturalmente, su miedo de los cocodrilos es explorado brevemente, aunque fuera de contexto y con efectos visuales tan vergonzosos que le restan toda credibilidad a la escena, la cual también incluye a varias Cara Delevingne como las sirenas que salvan a Peter de ahogarse.
El resto de los efectos visuales, en especial cuando Peter alza vuelo, parecen de hace dos décadas, mismo tiempo en que Spielberg utilizó efectos prácticos para las escenas en que Robin Williams debía volar en “Hook”. La idea de ver a Peter volar está atada a la fantasía de toda persona de poder hacerlo, pero cuando lo que está volando parece una caricatura, esta fantasía deja de existir. Así mismo desaparece el recuerdo de Neverland, nuestro lugar favorito para visitar mientras soñábamos y dónde los niños serían niños para siempre, no esclavos.