Por Orlando Maldonado
Los adorables Minions son indudablemente lo mejor que ofrecen las películas de “Despicable Me”, o al menos son el aspecto más popular de la serie. Los estudios Illumination Entertainment y Universal Pictures están conscientes de ello, por lo que esta semana nos llega a los cines la primera película en solitario de las adorables criaturas amarillas que no hablan un lenguaje, sino que los hablan todos.
No es cuestionable si esta pandilla de secuaces son graciosos o no; lo son Tampoco se debe dudar su capacidad de generar millones de dólares en la taquilla este fin de semana. La real incógnita que nace con este proyecto es: ¿Serán capaces de cargar una película por sí solos? La respuesta, en resumen, es que no, pero tampoco es un total fracaso.
Minions arranca con la promesa de complacer tanto a grandes como pequeños con la mejor secuencia de la película: Un montaje en el que los minions, a través de su existencia, se dedican a la búsqueda de un villano a quién servir; desde el Tiranosaurio Rex hasta Drácula, pero con muy poca suerte.
Deprimidos durante años por la falta de un “boss” a quien obedecer, un grupo de Minions liderados por el valiente Kevin decide poner fin su situación al embarcar, junto a Stuart y el pequeño Bob, en la búsqueda de un nuevo jefe. La aventura los lleva a Villain Con, una convención de villanos donde la atracción principal es Scarlet Overkill (Sandra Bullock), la primera mujer villana en la historia.
La espontaneidad de los minions y la mezcla de lenguas que componen la suya es material suficiente para generar risas a lo largo de noventa minutos, especialmente en niños. Después de todo, ellos son lo audiencia de esta película. Pero si películas como “Inside Out” pueden detonar todo tipo de emociones en un hombre de 27 años, no me consideraría una persona demasiado exigente al esperar lo mismo de todas las propuestas animadas. De hecho, conectar con el público adulto debió haber estado en las prioridades del equipo detrás de filmes divertidos y conmovedores como “Despicable Me” y su secuela.
Scarlet Overkill no es Gru, ni se acerca. Tampoco lo es su esposo y ayudante Herb Overkill (Jon Hamm), aunque resulta más gracioso que la villana principal. Despojada de toda profundidad y complejidad que la habrían hecho una digna competidora de aquel memorable villano con la voz de Steve Carell, esta olvidable villana es unidimensional y monótona. Entre los humanos resaltan una familia de villanos que recogen al trío de amigos en la calle en dirección a Orlando. Sin embargo, el guión se olvida de ellos rápidamente para enfocarse en la relación entre los Minions y la débil villana. A consecuencia, todo el peso de la película recae encima de los Minions, quienes, aunque emiten señales de algo parecido a una personalidad, normalmente solo están ahí para hacer alguna payasada o enunciar alguna palabra que resulta más graciosa cuando es una que podemos reconocer.
Siempre es gracioso escucharlos decir palabras como “cucaracha” y “piñata” fuera de contexto y ser testigo de sus ocurrencias al sonido de un soundtrack compuesto de canciones de Rick Springfield, Aerosmith, The Doors y hasta The Who, pero luego de una hora de estirar el chiste, querrás que haya algo en juego para estos personajes. Sabemos que eventualmente encontrarán un villano digno de servir en Gru, por lo que su aventura habría funcionado mejor como un cortometraje de los visuales que componen los primeros minutos de la película.
Tampoco busco descartarla por completo, pues cuando es graciosa, lo es bastante, y esta pandilla amarilla sigue siendo irresistible y un buen rato en el cine con la familia entera. Después de todo, el disfrute de los pequeños es tan contagioso como el “gibberish” de los Minions.