Tan pronto escuché que Scott Derrickson, el director de Sinister, volvía a retomar la pantalla grande con el horror, junto a Ethan Hawke, me despertó un grado de curiosidad. A pesar de que he vuelto a ver Sinister luego de su estreno y no encuentro la misma emoción o “temor” que sentí al verla, sigue estando en mi lista de recomendaciones. Así que, al tener de vuelta a parte del elenco y equipo de producción, sentía una necesidad por ver The Black Phone.
The Black Phone ocurre a finales de la década de los 70s, en Colorado, donde comienzan a desaparecer niños de manera misteriosa. Finney Shaw (Mason Thames), un niño de 13 años es secuestrado por un sádico asesino de niños (Ethan Hawke) y es atrapado en un sótano insonorizado donde gritar no sirve de nada. Sin esperanza alguna, ya que sabe que ninguno de los niños secuestrados anteriormente han vuelto con vida, comienza a recibir llamadas de las víctimas anteriores del asesino mediante un teléfono desconectado.
Finney es un niño que vive con su padre alcohólico (Jeremy Davies) junto a su hermana menor Gwen (Madeleine McGraw), en un hogar disfuncional donde solamente los hermanos cuentan el uno con el otro, ya que su madre se suicidó. La atmósfera de este hogar es tensa y abusiva, algo que plasman muy bien ya que te hace sentir por lo que los niños están pasando. También, te pone a reflexionar si realmente existe alguna diferencia entre el abuso, ya que Finney es abusado constantemente por un extraño, en su hogar o algún compañero de clases.
Cuando se une la cinematografía de Brett Jutkiewicz (Stranger Things S4), la música de Mark Korven (The Witch) junto a la dirección de Scott Derrickson (Doctor Strange & Sinister) crean una atmósfera llena de suspenso y logran hacer sentir por lo que el personaje también está pasando. El toque de dirección de Derrickson se siente en toda la película. También, mantienen la esencia de los 70s en la vestimenta, la decoración interior, las referencias y en la música. Los elementos que componen esta cinta hacen que se incline más hacia un suspenso en constante aumento y una melancolía inquietante en lugar de sustos intensos.
Cabe destacar que las escenas que más peso tenían en la cinta fueron gracias a actuaciones de niños. La interpretación que brinda Madeleine McGraw como Gwen, fue sumamente impresionante. A pesar de que se le está cayendo el mundo de diferentes maneras, era una niña bastante optimista y con un carácter firme. Además, es una niña bastante creyente y la manera en que presenta su relación con Jesus es interesante. No obstante, les faltó el toque final para culminar el tema de la religión. Por otro lado, Mason Thames le da vida a un Finney acosado y agobiado por el abuso. Sin embargo, se ve la evolución de alguien que le pone un alto al abuso. Ambos niños cargan con el peso de la película dando unas actuaciones maduras y emocionales.
The Black Phone te mantiene en tensión de principio a fin. Cargas con una incertidumbre de qué será lo próximo que verás en pantalla y la idea de que aparezca The Grabber (Ethan) en cualquier momento es inquietante. No estamos acostumbrados a ver a Hawke tomar roles como este, pero, deberían considerarlo más. El diseño de la máscara de Hawke es bastante aterrador. Esto se debe a que jugaron de múltiples maneras con esta ya que con ella se podía tapar toda la cara o simplemente partirla en dos. En ocasiones se le veían los ojos pero no la boca y en otras la boca y no la parte superior de la cabeza.
En vez de ser un filme paranormal, es una mezcla muy bien balanceada entre la exploración de la familia disfuncional, la incertidumbre y el suspenso. Un filme que cuenta con actuaciones fenomenales, escenas de tensión con pizcas paranormales y gotas de un thriller detectivesco. Vemos a niños luchar por sobrevivir, otros convertidos en fantasmas y videos caseros granulados con información perturbante. The Black Phone estrena hoy en cines.