A lo largo de mi vida muchas películas me han demostrado el poder del cine. Pero una de las primeras en hacerlo fue cuando vi “The Matrix Revolutions” en la pantalla grande cuando estrenó en 2003. El yo de 7 años estaba anonadado por lo que estaba viendo en la pantalla grande: hombres volando, y peleando en el aire, robots destruyendo una ciudad, explosiones, etc. Obviamente a mi corta edad no entendía todos los conceptos filosóficos, morales y existenciales que presentan los filmes de “The Matrix”, pero lo que entendí fue suficiente. Ahora, 18 años después, Neo regresa a la pantalla grande con “The Matrix Resurrections”.
“Resurrections” comienza con Bugs, una chica que ya no está bajo el control del Matrix, y anda huyendo de los agentes. Todo cambia cuando se da cuenta que uno de los agentes es Morpheus, o al menos una versión de él, que está bajo el control del Matrix. Bugs se da la tarea de “despertar” a Morpheus, y luego encontrar a Neo, quien está viviendo una vida como Thomas A. Anderson, y quién no recuerda nada de la guerra contra las máquinas, y la vida fuera del Matrix.
La primera hora de “Matrix Resurrections” es lo mejor de la cinta. El guion nos lleva a volver a conocer a estos viejos personajes en sus nuevas versiones, ya que la trama de esta toma lugar en una nueva versión del Matrix. Mientras conocemos a los personajes en esta faceta, el guion se vuelve en un comentario súper meta, sobre la industria del cine, la falta de originalidad, las secuelas innecesarias solo para complacer a los fans, you name it. Esa primera hora de esta entrega es lo más meta que el Matrix ha sido en sus 21 años de existencia.
Mi mayor problema con “The Matrix Resurrections” es la historia que los guionistas – David Mitchell, Aleksandar Hemon, y la directora, Lana Wachowski – deciden contar. Una cinta que hace una crítica súper directa sobre la falta de originalidad, pero precisamente eso es lo que le falta a “Resurrections”. La historia de la película sigue a Neo en el mismo arco de personaje que tuvo en las tres películas anteriores, lo único que esta vez lo hace en dos horas y media. Ver “Resurrections” se siente como ver los highlights de la trilogía original.
Demás está decir que las secuencias de acción son fenomenales, aunque no traen nada nuevo a la mesa como el famoso “bullet time” que se popularizó en el 1999 con la Matrix original. Las peleas tienen la misma energía que lo presentado en las cintas originales, esto gracias en parte a que una de las Wachowski, Lana, regresa a la silla de director. Una de las peleas que sobresalen en la cinta es una entre Neo y Smith, esta vez interpretado por Jonathan Groff (Mindhunter). Groff es un nombre más en un elenco bastante grande, pero por supuesto, el centro de atención es Keanu Reeves como Neo.
“The Matrix Resurrections” tiene sus momentos. No voy a negar que, aunque quizás es la película de Matrix que menos me ha gustado, me la disfruté. Es imposible no emocionarme al ver el regreso de Neo y Trinity a la pantalla grande. Definitivamente es una experiencia que vale la pena tener en la pantalla grande, pero es una bendición que Warner Bros. esté estrenando sus películas simultáneamente en HBO Max porque “Resurrections” merece verse más de una vez para desmenuzar todas las ideas que el guion plantea. Pienso verla otra vez cuando estrene en la plataforma, y tengo un presentimiento de que, ya sabiendo lo que es, y lo que cuenta, esta vez me gustará más.