Se puede decir que Ridley Scott heredó el género de la ciencia ficción del maestro Stanley Kubrick, pero creo que una declaración tan descabellada como esa hubiese tenido un mejor recibimiento en los años ochenta, década en la que el cineasta británico le obsequió al mundo joyas como “Alien” y “Blade Runner”. Sus última propuestas, sin embargo, han dejado un mal sabor en la boca de sus seguidores, quienes aún esperan por su triunfal regreso al género que por muchos años mantuvo con vida. Seamos honestos, el guión desastroso de “Prometheus” nunca será opacado por los sus asombrosos visuales o el excelente trabajo del elenco. Tampoco hablemos de “Exodus”, aunque al menos sirvió como sorbete después de la extraña “The Counselor”, predecesora de “The Martian”, con la que Scott regresa a la ciencia ficción de manera efectiva y sin hacer mucho ruido.
Basada en la novela homónima del estadounidense, Andy Weir, la historia de “The Martian” gira alrededor de Mark Watney (Matt Damon), un botánico y astronauta que es abandonado en el planeta Marte luego de un incidente en medio de una tormenta, en el que el resto del equipo lo da por muerto. Al darse cuenta que no tiene manera de comunicarse con Nasa ni el resto de su equipo, Watney pone en acción todo su conocimiento científico para vencer las probabilidades y sobrevivir hasta que llegue la próxima misión al planeta, lo cual podría tardar hasta cuatro años.“The Martian” triunfa exactamente donde películas como “Prometheus” e “Interstellar” tropiezan. Ridley y el guionista Drew Goddard (The Cabin in the Woods) mantienen la historia lo suficientemente simple como para que cualquiera pueda seguirla, incluso cuando Watney intenta explicarle a la cámara cómo exactamente cultivará papas en un planeta donde nada crece. Pista: involucra muchas cantidades de excremento y el riesgo de convertir su experimento científico en una bomba de tiempo si falla en algún cálculo.
Pero sabemos que nuestro protagonista no corre peligro; no porque sepamos el final de la historia (con excepción de los que leyeron el libro), sino porque el tono de la película no permite momentos de tensión al estilo de “Gravity” o la propia “Interstellar”. “The Martian” no es un relato de supervivencia, sino uno científico. La ciencia que emplea Watney, la cual describe con lujo de detalle frente a una cámara con el fin de documentar sus logros en el planeta rojo, muchas veces es el verdadero protagonista de esta película. Con cada una de sus misiones, desde cultivar dentro del campamento hasta la de rescate, siempre se trata del cómo en lugar del resultado. ¿Cómo crear agua en un planeta en el que no llueve? ¿Cómo duplica la vida de la batería de “rover” para moverse mayores distancias? Watney nos lleva paso por paso en sus videos y el voice over, el cual funciona de maravilla cuando le das a tu protagonista una razón válida para hacerlo y mucho más cuando implementas humor y mantienes las referencias a la cultura popular que resaltan de la fuente original. La obsesión de la comandante Melissa Lewis (Jessica Chastain) con la música disco es una de los chistes recurrentes de la película.Matt Damon se divierte en el rol de Watney como nunca antes y provee una de las actuaciones más honestas como el científico aislado que aunque nunca abandona su humor, siempre refleja la realidad de su situación. Es una lástima que Damon, por la razón que fuera, no haya peso necesario para evitar la utilización de un doble en el tercer actor de la película, en el que Watney comienza a mostrar cambios físicos debido al racionamiento de alimentos. No es que sea necesario, pero cada vez más actores se someten a sacrificios y transformaciones en su compromiso con el personaje.
Un enorme elenco secundario provee un vistazo, aunque bastante superficial, a la reacción de la Nasa ante una situación como esta y la del resto del equipo de la misión Ares 3, quienes deben decidir si regresan a casa o se desvían para rescatar a Watney. Inteligentemente, el guión no se molesta en desarrollar tramas secundarias para los otros personajes, mucho menos historias de trasfondo en las que filmes de esta magnitud suelen perderse. Al igual que Watney, el elenco secundario está ahí para resolver problemas matemáticos sin perder el sentido del humor.Evitando temas que sólo Stephen Hawking podría hacernos entender cómo los agujeros de gusano y viajes interdimensionales, “The Martian” es una agradable experiencia que, aunque llega con menos ambiciones que sus predecesoras, no es menos merecedora de una mención cuando se hable de los filmes de ciencia ficción más entretenidos de los últimos años.
Si es científicamente exacto o no, eso le tocará decidir a los profesionales, quienes tampoco podrán negar que “The Martian” es tal vez la primera película del género en mucho tiempo que celebra el aspecto científico de una misión espacial. Entre las referencias a la cultura popular y el enaltecimiento de la ciencia, se puede declarar que “The Martian” es ciencia ficción que complace a su audiencia principal: los autoproclamados “geeks” y “nerds”.