Es rara la vez que una franquicia de cine comercial tiene dos éxitos back to back. “A Quiet Place” es uno de estos casos. Independientemente de cual es mejor que cual, “A Quiet Place Part II” demuestra que John Krasinski se ha plantado como un director que llegó para quedarse, y la franquicia, para bien o para mal, también. 

“A Quiet Place Part II” comienza con un flashback al día en que llegaron los “Death Angels” a la Tierra. Lo que es un cotidiano día en el parque de pelota con la familia, se convierte en una tensa escena donde la familia Abbott tiene que huir por su vida. Krasinski sabe como agarrar a la audiencia, esta introducción definitivamente funciona como gancho para sus espectadores, y a la vez planta el tono tenso que tendrá el resto de la película. Varios minutos después, el filme continúa exactamente en el momento donde terminó su predecesor, casi como si se tratara de una serie de televisión. 

Es aquí donde la trama arranca, con una historia que lleva lo que resta de la familia Abbott a reencontrarse con un amigo de la familia, Emmett (protagonizado por Cillian Murphy), un personaje que ha perdido la fe en la humanidad y en el mundo. En esta ocasión, contrario al filme anterior, Krasinski se dio la tarea de escribir el guión por cuenta propia, y si hay algo que criticar sería esto. 

Contrario al primer filme, donde una de las cosas que más funcionaba era la dinámica de los Abbott como familia, en esta película la familia se ve separada, haciendo así que todos tengan que dividir el tiempo en pantalla. Debido a esto, contrario al primer filme, esta película se enfoca mucho menos en el personaje de Emily Blunt (que igual se roba la escena cada vez que está en pantalla), enfocándose más en Regan Abbott (Millicent Simmonds). Aunque como mencioné, la dinámica familiar de la primera entrega era gran parte de lo que funcionaba, Simmonds también es una joya como actriz, y me alegra que tenga más oportunidad de brillar en esta secuela. Igual el caso con Cillian Murphy, de quien no vemos suficiente en el cine ya que interpreta muchos personajes secundarios y no se le da el tiempo en pantalla que este merece. 

Si hay algo que distingue a la franquicia es la edición y el diseño de sonido que son espectaculares. Sin duda alguna, la cinta está hecha para verse con el mejor sistema de sonido posible, preferiblemente en el cine. Al igual que la primera, vivir esta experiencia cinematográfica en un teatro es la mejor opción, con el silencio punzante de la sala que añade a la tensión de lo que está pasando en pantalla. 

“A Quiet Place”, de una forma u otra, es una película sobre conexiones humanas, de buscar un espacio seguro en un mundo que ya no es el mismo, y encontrar apoyo y compañía para sobrevivir. Me parece casi poético que esta sea la película que estén utilizando para tratar de traer a las masas de vuelta al cine, luego de una pandemia que, como todos saben, nos ha mantenido alejados los unos de los otros por tanto tiempo. 

“A Quiet Place Part II” estrena hoy en cines.